El cambio de embrague, también a plazos

Estela Carretero / Ávila
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Ejercer de bancos y confiar en la buena voluntad del cliente, o no trabajar. Ese es el dilema al que desde que empezó la crisis se enfrentan diariamente los propietarios de talleres de reparación de vehículos

Talleres, reparación automoviles. - Foto: David Castro

Aunque la cifra no es «alarmante», lo cierto es que desde que comenzó la crisis los talleres de reparación de vehículos de la provincia han visto cómo aumentaba el número de coches abandonados en sus instalaciones. Así lo asegura Félix Jiménez, el presidente de la Asociación de Empresarios de Talleres de Reparación de Ávila (Adetra), quien no puede cuantificar cuántos vehículos se han abandonado en los talleres abulenses en los últimos años porque carece de datos oficiales al respecto pero que asegura que sólo en su taller en el último año se abandonaron cuatro ó cinco vehículos. Normalmente, explica Jiménez, «se trata de coches averiados que llegan al taller para que les hagamos un presupuesto y que una vez llamamos al propietario para decirle cuánto le va a costar la reparación ya nadie vuelve a recogerlos».  

De cualquier modo, matiza Jiménez, «se trata de algo aislado», si bien en lo que sí se ha dejado notar la situación económica ha sido, prosigue el presidente de Adetra, en el hecho de que en los últimos tiempos «los talleres nos hemos visto obligados, muy a nuestro pesar, a actuar como bancos». Si antes lo normal era que el cliente pagara el coste de la reparación al ir a recoger su vehículo, la delicada situación económica por la que atraviesan muchas familias ha hecho que ahora se haya vuelto mucho más frecuente «que el cliente solicite poder aplazar el pago de la factura a otro momento o pagarla de forma fraccionada». Ante esta situación, asegura Jiménez, «no nos queda otro remedio que aceptar, porque el trabajo ya está hecho y, realmente, lo que queremos es cobrar», aunque asegura que la situación supone «un verdadero problema» para muchos empresarios porque «nosotros no podemos hacer de bancos».

Por contra, explica Jiménez, la crisis también ha conllevado una mayor actividad en los talleres de reparación de vehículos, fundamentalmente porque la gente ahora no puede permitirse comprar un coche nuevo y opta por reparar los vehículos de más edad.  Aunque es cierto que «ahora hay más trabajo», afirma Jiménez, «no lo hay con tanta fluidez como había antes». Se refiere a la época anterior a la puesta en marcha del Plan Renove, una iniciativa que si bien sirvió para promover la compra de vehículos, «nos quitó muchísimo trabajo a los talleres».

obligados a negociar. Donde llevan tiempo sufriendo los efectos de la crisis desde hace tiempo es en Talleres Paco, donde asegura su propietario, Francisco Jiménez, «si queremos seguir trabajando no nos queda más remedio que negociar con los clientes la forma de pago». Eso, asegura, «nos obliga a asumir riesgos porque no son pocos los que te pagan la primera parte de lo acordado y luego ya no vuelven por el taller». Con este panorama no es extraño que en los últimos tiempos haya aumentado la cifra de impagos, sobre todo en el caso de las reparaciones «más gordas» que son las más costosas y las que más ‘pupa’ hacen, asegura este mecánico que lleva ya muchos años en esta profesión y que sin embargo recuerda «pocas épocas tan complicadas como la actual» para su negocio. Por fortuna, explica, el que era uno de los caballos de batalla de los talleres, el abandono de vehículos en sus instalaciones, ya no es algo que preocupe a los profesionales de la reparación de vehículos. «Una modificación en la normativa, explica Paco, nos exime de toda responsabilidad y ya no nos obliga a custodiar de forma indefinida los vehículos de quienes no pueden o no quieren hacer frente a reparaciones costosas».

talleres de chapa. Donde de momento no se han visto obligados a ampliar los plazos para cobrar facturas es en los talleres de chapa y pintura. Al menos así lo asegura Samuel Villacastín, uno de los empresarios del sector. El motivo por el que aquí se sigue cobrando en fecha, explica este mecánico, es porque en este tipo de talleres prácticamente «el 90% de clientes son compañías aseguradoras» que de momento, prosigue, «nos siguen pagando puntualmente». De cualquier modo, explica, «para seguir contando con la confianza del cliente, hemos tenido que realizar inversiones en el negocio». De hecho, asegura, «hemos renovado todas las instalaciones y adquirido moderno equipamiento para poder ofrecer un servicio de primera».  

Con respecto a otro de los problemas que afectan a su profesión, el del abandono de vehículos, Villacastín, que lleva 45 años en el sector, explica que desde siempre «esa ha sido una práctica muy habitual» pero que, sin embargo, en los últimos tiempos la problemática se ha solucionado gracias a una normativa que ya no hace responsable a los talleres de los vehículos abandonados y que permite a los mecánicos deshacerse de los coches a los tres meses de comprobar su abandono. Sin embargo, y esto sí que supone un gran inconveniente para Villacastín, la crisis ha obligado a los talleres «a bajar precios y a la vez a ofrecer más servicios».«Ahora tienes que ofrecer coche de sustitución o entregar el vehículo lavado; con lo cual si antes de cada reparación te quedaba un 35% de beneficio ahora si llegas al 20 te puedes dar con un canto en los dientes», asegura.