Las puertas de la iglesia de la Santa se abrieron para vivir un momento muy especial, el inicio de la procesión que llevó por las calles de Ávila al grupo escultórico formado por las imágenes de Santa Teresa y el Cristo Atado a la Columna.
Hace tiempo que muchos corazones esperaban vivir este momento y los Carmelitas Descalzos del convento de la Santa consiguieron que fuera una realidad en una procesión que además tuvo como uno de los puntos claves las meditaciones teresianas que se hicieron en cinco paradas del recorrido.
La primera fue en el interior de la iglesia, justo antes de comenzar la procesión, y trató sobre la costumbre teresiana de meditar en la Pasión de Cristo. Al resguardo del templo, en una fría tarde, se pudieron escuchar las palabras de meditación que nacen de la propia Santa Teresa y que se que hicieron junto a las imágenes que después tenían que salir en procesión.
Procesión del Cristo atado a la columna y Santa Teresa. - Foto: David Castro En lo más hondo de la meditación que nace de nuestra Santa comenzó ese recorrido en el que además participaron 22 anderos de la Cofradía del Santísimo Cristo de los Afligidos y Nuestra Señora de la Paz para llevar las imágenes que tuvieron que salir a pulso por la puerta del templo debido a la altura del montaje. Una vez fuera se pudieron escuchar los primeros compases de la música de los casi 80 músicos de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo a la Columna ‘El Amarrado’, que acompañaron el desfile procesional.
Aunque lo cierto es que a las puertas de la Santa no esperaba tanta gente como se puede ver en algunas procesiones de Semana Santa, sí que fueron muchos los que se pararon a lo largo del recorrido para contemplar el paso de las imágenes, no en vano era la primera vez en la historia que caminaban juntas en procesión y permitían la posibilidad de contemplar el conjunto tal y como fue concebido por Gregorio Fernández, con la copia que se exhibe en el Museo de Santa Teresa.
En el camino no faltaron junto a los carmelitas, el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, que precisamente este sábado cumplía diez años desde que se convirtió en el primer sacerdote de nuestra diócesis, junto con los concejales Héctor Palencia y Pino Gómez.
Procesión del Cristo atado a la columna y Santa Teresa. - Foto: David Castro Todos ellos formaron parte de una procesión cuya peculiaridad estaba precisamente en los cinco momentos meditativos que desde los escritos de la propia Santa pudieron ser seguidos por los fieles. Cada uno de ellos estuvieron acompañados de una breve meditación a cargo de varios religiosos carmelitas o del propio obispo.
Estas ‘paradas’ se hicieron para reflexionar sobre la costumbre teresiana de meditar, la Oración en el Huerto, ante Cristo atado a la columna, Cristo en la soledad y abandono de la Pasión y la meditación de la resurrección de Cristo, todo ello durante el recorrido de un desfile que recorrió Madre Soledad, Corral de las Campanas, iglesia de San Juan (donde fue bautizada la Santa), Caballeros, Reyes Católicos, Alemania, Catedral, Cruz Vieja, Don Gerónimo, plaza teniente Arévalo y llegada a San Ignacio para volver por Cardenal Pla y Deniel, plaza del Rastro, Corral de las Campanas y Madre Soledad hasta La Santa, donde estaba prevista la celebración de una eucaristía, seguida del concierto de Canto Gregoriano a cargo del Coro de Canto Gregoriano de La Santa.