¡Que viva 'La Pepa'!

Javier M. Faya (SPC)
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La Constitución de 1812, que cumple hoy 200 años, solo puede explicarse si se conoce la personalidad de Cádiz, la ciudad más antigua de Europa y ejemplo de mestizaje ideológico

¡Que viva ‘La Pepa’!

 

 
Con motivo del bicentenario de la promulgación de la Carta Magna de 1812, la primera de España, hoy se dan cita en Cádiz los Reyes y el Gobierno en pleno, que participarán en los actos de homenaje al texto jurídico que instauró en España la soberanía popular y la división de poderes, entre otras iniciativas pioneras para su tiempo. También acudirán al acto los máximos representantes del poder legislativo y judicial, que acudirán a la misma sala en la que hace dos siglos vio la luz La Pepa.
La ciudad de Cádiz se viste de fiesta con el homenaje de este hecho histórico, que conlleva una serie de celebraciones que girarán en torno al revolucionario documento, entre los que destaca la exhibición del ejemplar original, que fue trasladado este mismo mes, por primera vez, desde el archivo del Congreso hasta bajo grandes medidas de seguridad.
La Pepa -se llama así por haberse firmado el Día de San José- se convirtió en el hito democrático en la primera mitad el siglo XIX, transcendiendo a varios países europeos, así como a la mayor parte de los Estados americanos durante y tras su independencia. Solo por esto ya hubiera merecido la inmortalidad.
Oficialmente, estuvo vigente dos años, desde su promulgación hasta el 19 de marzo de 1814, con la vuelta de Fernando VII, el deseado. Posteriormente, durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como durante un breve período en 1836-1837, bajo el Gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837. Sin embargo, apenas sí entró en vigor de facto, puesto que en su gestación buena parte de España se encontraba en manos del Ejecutivo profrancés de José I, y el resto en mano de juntas interinas más preocupadas en organizar su oposición a Pepe Botella. Los demás territorios de la Corona española (los virreinatos) se hallaban en un estado de confusión y vacío de poder.
La Carta Magna establecía el sufragio universal masculino indirecto, la soberanía nacional, la monarquía constitucional, la separación de poderes, la libertad de imprenta, acordando el reparto de tierras y la libertad de industria, entre otras cosas. Eso era algo absolutamente impensable en España y en todo el mundo. 
Mucho se ha escrito sobre la enorme inspiración que supuso la Constitución de 1812, pero debe ser justo hacer un pequeño homenaje a una ciudad y a una provincia estratégicas que fueron absorviendo la cultura de todos y cada uno de sus conquistadores, que no fueron pocos:fenicios, cartagineses, romanos, vándalos, musulmanes, cristianos... Hasta vikingos. Pero eso sí, franceses no. 
Visto este mestizaje ideológico y la burbuja en la que se encontraban sus habitantes en aquella época, no es de extrañar que un día como hoy hace 200 años se produjera en la Tacita de Plata un milagro democrático.