«Los inquisidores no se fiaron nunca de la obra de Teresa de Jesús, creían que era una alumbrada»

David Casillas
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Entrevista al escritor y sacerdote Jesús Sánchez Adalid, autor de la novela 'Y de repente, Teresa'

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El escritor y sacerdote Jesús Sánchez Adalid ha escrito, en este año de conmemoración teresiana que a todos los ámbitos llega, una novela sobre Teresa de Jesús en la que su figura es abordada desde una lejanía muy cercana que la ubica mejor en el tiempo que le tocó vivir, una obra histórica en la que su protagonista llega «de repente» y ya casi acabada la lectura pero en la que su presencia se percibe con mucha intensidad.

¿Qué aporta de nuevo esta novela a lo que ya se conocía de la vida de Teresa de Jesús?

Y de repente, Teresa es una novela histórica en el sentido puro, en la cual hay una combinación de ficción y realidad: la realidad es el proceso por parte de la Inquisición contra Santa Teresa de Jesús, algo muy desconocido, y la ficción es la trama que yo he organizado en torno a esa documentación bastante seria y extensa. Lo que cuento es algo muy curioso que me sorprende mucho que haya permanecido oculto durante muchos siglos, y es el hecho de que los inquisidores no se fiaron nunca de la obra escrita ni de la obra fundadora de Teresa de Jesús, sospecharon de ella porque creían que era una alumbrada, integrante de una secta del siglo XVI muy española, un país en el que no caló demasiado el protestantismo, en donde no se creó una iglesia reformada luterana pero sí surgieron herejías de este tipo que, por decirlo de alguna forma, iban más allá todavía de la religión, eran iluminismos.

¿Qué definía a los alumbrados?

Los alumbrados se presentaban  como santos y lo que buscaban eran intereses bastardos, conseguir donativos, preeminencia social e incluso favores sexuales. Los inquisidores sospechaban que Santa Teresa pudiera parecerse a la diabólica monja Magdalena de la Cruz, un precedente en aquella España del siglo XVI tan trepidante que fue condenada por la Inquisición, y posteriormente a la llamada Beata de Piedrahíta, otra embaucadora engañadora que llegó a meterse en el bolsillo nada menos que a los reyes, a los altos personajes eclesiásticos y nobles de la época. Eso propició que algunos inquisidores, como Rodrigo de Castro y Lemos, anduvieran tras los pasos de Teresa de Jesús durante bastantes años, intentando encontrar qué es lo que pudiera haber en ella de alumbrada.

¿En qué basaban sus sospechas?

Lo más sospechoso para los inquisidores fue el Libro de la vida, la autobiografía de Santa Teresa de Jesús, que cayó en manos de la princesa de Éboli, se mofó de ella, la consideró alumbrada y finalmente acabó entregándola al inquisidor Castro. Esto hizo que Teresa estuviera realmente en peligro, del que se salvó porque muere el cardenal Espinosa, inquisidor general que prácticamente tenía decidido que Teresa ingresara en prisión, y pasó a ocupar ese cargo Diego de Quiroga, que encargó un informe extensísimo al padre Báñez, el teólogo más eminente en aquel momento, y éste llegó a la conclusión de que Teresa no era engañadora y que lo que escribía era como un río limpio.

O sea, que Santa Teresa, ahora una figura fundamental en la Historia de la Iglesia y de la cultura a nivel internacional, estuvo cerca de ser condenada a la hoguera.

Exacto. En todos los sentidos Santa Teresa es un personaje fascinante, alguien adelantada a su tiempo, y creo que el hecho de que fuese perseguida por los inquisidores es algo muy de su época y a la figura no le quita nada. Haber ocultado esos datos que ahora cuento pensando que podrían desdorar su imagen me parece absurdo, sobre todo en la mentalidad de un hombre del siglo XXI. Creo que todo eso sitúa a Teresa en las corrientes espirituales de la época, la hace más grande todavía, y a los ojos de un lector del presente tiene un interés enorme sabiendo todos los peligros que corrió. Efectivamente, se pudo haber perdido el personaje, porque si hubiese sido condenada por la Inquisición lo único que conservaríamos de ella sería el testimonio de los inquisidores, hubiese quedado como Magdalena de la Cruz o como la Beata de Piedrahíta y no hubiésemos sabido nada más de ella.

¿Dios y la suerte estuvieron de su parte?

Claro, tuvo una serie de casualidades en su vida muy interesantes que ella, como es natural, achacaba a la providencia divina. Por ejemplo el hecho de que muriese el cardenal Espinosa y en su lugar fuese elegido como inquisidor general Diego de Quiroga, un hombre más espiritual y más proclive a la obra de Teresa.

También tuvo mucha ayuda de gente pudiente de Ávila, por ejemplo Guiomar de Ulloa.

Sí. También cuento en mi novela que igual que tuvo gran apoyo por parte de grandes personajes de la época, como por ejemplo Luisa de la Cerda, la propia duquesa de Alba o el cardenal Quiroga, también tuvo muchos detractores. Una parte de la sociedad fue muy sospechosa hacia ella porque consideraba que era una falsaria, una engañadora, y yo me imagino que en los corros de los contemporáneos de Santa Teresa se hablaría de ella tanto mal como bien.

¿Quién fue su principal enemigo, su más encarnizado perseguidor?

Quien más habló sobre ella y más la apuntó como alumbrada fue fray Alonso de la Fuente, que escribió un famoso memorial que llegó a la suprema Inquisición de Madrid y en el cual se hacía referencia a la obra de Santa Teresa.

¿La persona que lea esta novela entenderá mejor no sólo la figura de Santa Teresa y lo titánica de su obra sino también el complicado tiempo que le tocó vivir?

Sí, yo tuve claro desde el principio que no iba a hacer una clásica historia novelada, menos una biografía novelada y menos aún una biografía, porque para eso hay suficientes escritos y sería redundar sobre algo suficientemente conocido. Yo quería una novela que tuviera un tratado de vida cotidiana, se trataba de insertar al personaje en su época y que el lector la viera no a través de los ojos del típico hagiógrafo sino de los enemigos, de los inquisidores, que son los protagonistas de la obra. Por eso la novela se titula Y de repente, Teresa, porque aparece al final el personaje con todo su fulgor y disipa todas las dudas que había sobre ella.

Ha elegido un título rotundo.

Eso he querido. Quien lee la novela lo comprende, porque la obra va acercándonos al personaje, va presentándonos su cara, hasta que desvela definitivamente la imagen de Teresa. El lector no se va a encontrar a Teresa de Jesús al principio, ni a la mitad, pero aparecerá con toda su fuerza.

¿Ávila forma también parte de la novela?

Sí, la ciudad de Ávila aparece también en la novela, porque en todas las referencias biográficas de la Santa y en los inicios de la investigación hay personajes que hablan desde el punto de vista del conocimiento que se tiene de ella, y también hay una referencia a algo muy desconocido: el hecho de los antepasados judíos de Santa Teresa, que eran originarios de Toledo y tuvieron que desplazarse a Ávila y comprar un certificado de pureza de sangre para poder hacerse una vida en esta ciudad, algo que era muy difícil.

¿Un momento apasionante en todos los sentidos?

Sí, yo quiero descubrir todo eso que la gente no conoce y a veces se ha tratado pasando un poco de puntillas en su biografía, y la celebración del V Centenario es, creo, la oportunidad de meterse de lleno en esa historia y sentir la zozobra, el miedo y las dificultades que tuvo ella.

¿Aun falta mucho por conocer de Teresa de Jesús?

Creo que solemos pensar que de estos grandes personajes se conoce todo, pero no es así; por ejemplo, las nuevas tecnologías han permitido por fin saber qué es lo que ponía en aquellos párrafos que estaban tachados de su obra, aquel discurso feminista famoso sobre el Cantar de los cantares, han sido los rayos X los que lo han permitido.

¿Ayuda a entender a Santa Teresa como una figura aún más relevante de lo que se ha considerado hasta ahora?

Sí, pero también a insertarla mejor en su tiempo. Estuvo inmersa en las corrientes espirituales, que es muy interesante. A Santa Teresa no podemos considerarla sólo como una figura rompedora y única, claro que lo es, pero es mucho más, estuvo inmersa en la forma de ver el mundo de la contrarreforma, en el mundo nuevo espiritual que iba a cambiar el futuro.

Imagino que ha tenido que llevar a cabo un gran trabajo de investigación.

He tenido que trabajar mucho. Ha sido el proceso de investigación más serio, más largo y más intenso que he hecho en mi vida.

¿El resultado le satisface?

Sí, estoy muy contento. Hasta ahora todos los que han leído la obra, creyentes y no creyentes, me dicen que le está encantando, y eso es lo mejor que te puede pasar.

¿Conocer a Santa Teresa ayuda a conocerse mejor uno mismo?

Sí, sin lugar a dudas. De hecho de Las Moradas se ha dicho muchas veces que es el primero libro de psicoanálisis de la Historia. Ella habla del alma, pero muchas cosas se pueden traducir a lo que es la mente humana.