Los andamios que invaden el exterior del Molino de don Álvaro de Luna son la prueba más evidente de que el edificio está siendo sometido a una nueva obra de rehabilitación y mejora. En realidad, ésta será «la última y definitiva, la que complementa las obras que se realizaron allí con anterioridad en distintas fases, sobre todo a través de varios talleres de empleo», explica Vidal Galicia, alcalde de Arévalo.

Aquellos trabajos contribuyeron a mejorar notablemente el estado de conservación de un inmueble que sufría un gran deterioro después de años abandono. Fu el verano pasado cuando se adjudicó la obra de rehabilitación actual, cuya conclusión prevista para «finales de enero o primeros de febrero» permitirá al fin «la puesta en valor» del Molino de don Álvaro de Luna, apuntó el regidor arevalense, según el cual «una vez que concluya la obra» será el momento de «movernos para encontrar la mejor fórmula para su explotación». Aunque Vidal Galicia admite que el uso concreto que se le dará al edificio  «no está decidido aún», el hecho de que sea un inmueble «simbólico» situado un entorno tan atractivo de Arévalo como la propia ribera del Adaja hace posible que acabe teniendo alguna utilidad vinculada al turismo a través de la hostelería, si bien «hay que estudiarlo», afirma.

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