Era el acto central de las fiestas patronales de Candeleda y, al mismo tiempo, una de las celebraciones más multitudinarias y reconocidas de toda la provincia de Ávila. La Romería de la Virgen de Chilla, por derecho propio Fiesta de Interés Turístico Nacional, volvió a reunir a cientos y cientos de fieles en torno a la tradición, la devoción y la emoción que suscita una imagen a la que, cada segundo domingo de septiembre, se le rinden honores por todo lo alto.
Este año la climatología volvió a aliarse con el buen ánimo de los candeledanos, pequeños, jóvenes y mayores, para dejar una fiesta redonda que echó a andar bien temprano cuando los romeros, la mayoría a pie, otros a caballo y algunos con carros, iniciaban su empinado recorrido de siete kilómetros hacia el santuario de la Virgen de Chilla, un recinto ya con todo preparado para empezar a recibir peregrinos y devotos. Pero no solo Candeleda se volcó con este día grande de sus fiestas. Si por algo destaca Nuestra Señora de Chilla es por ser una «Virgen Interregional», tal y como destacaba el alcalde de la localidad, José María Monforte, nada más llegar al recinto, bastante antes del mediodía y acompañado por el presidente de la Diputación, Agustín González, todo un experto en estas lides, y el subdelegado del Gobierno, José Luis Rivas, muy contento de ‘estrenarse’ en Chilla, además de por otras autoridades de la Diputación y el Consistorio candeledano.
Localidades como Arenas de San Pedro, Poyales del Hoyo, Guisando, El Arenal, El Hornillo, El Raso o La Adrada, en Ávila, pero también de provincias limítrofes como Talavera, Madrigal de la Vera, Oropesa, Mejorada, Segurilla, Calera y Chozas o Villanueva de la Vera, estuvieron presentes en una celebración que empezaba a coger ambiente a medida que el domingo se acercaba al mediodía.
Romería de la Virgen de Chilla en Candeleda. - Foto: Julio Y es que, si bien muchos cumplen con la tradición de subir a pie o a caballo bien temprano, otros muchos lo hicieron en sus vehículos particulares y en autobuses a lo largo de la mañana. Así, mientras los más jóvenes disfrutaban de la música subidos en sus carros, unos optaban por refrescarse en los bares del recinto y otros preferían ir tomando posiciones en la explanada, cada vez con más temperatura. Los más fieles aprovechaban para entrar al santuario y pedir algún favor o agradecer los concedidos. «Estamos orgullosos de nuestra Virgen y venimos a honrarla y venerarla como se merece, es un buen momento para agradecerle los favores del año y para pedirle, seguro que hoy también, para que esta situación actual se solucione cuanto antes», subrayaba Monforte. Según confesó, él también iba a pedir «para que el Gobierno acierte en la toma de decisiones» y «para que nos ilumine a todos los políticos», añadía con una sonrisa.
Con todo, y como en todas las fiestas, el de este domingo era un día para «olvidar los problemas» y para disfrutar, en este caso de la venerada Virgen de Chilla. Uno de los momentos más especiales vino con la salida de la imagen del santuario. Con los miembros de la Cofradía de Caballeros de Nuestra Señora de Chilla –que preside Julio Guzmán– abriendo la comitiva, el himno nacional entonado por la Banda de Música de Candeleda recibió a la Virgen de Chilla en su salida al exterior, operación culminada con unos merecidos aplausos. La expectación era máxima. Los devotos y curiosos dejaron el habitual pasillo para el traslado hasta la Piedra de las Apariciones de la imagen, tras la que se situaron las autoridades civiles, religiosas y militares. Decenas de personas se sumaron a la procesión a lo largo de esos metros que separan el santuario del lugar donde, hace siglos, cuenta la tradición que la Virgen se le apareció a un cabrero.
Allí, con cientos de personas aguardando desde hacía tiempo para poder coger un buen sitio, todos a la sombra, claro está, que entonces ya apretaba el calor, comenzó el acto central de las fiestas, la multitudinaria misa oficiada por José Ignacio, párroco de Candeleda. En un paraje natural incomparable, naturaleza y fe se dieron la mano con la Virgen de Chilla como testigo de excepción. Autoridades como el diputado nacional del PP Pablo Casado, los diputados provinciales Francisco Hernández y Soraya Blázquez y alcaldes de localidades vecinas como Caridad Galán, regidora de Arenas de San Pedro, asistieron atentamente una Eucaristía en la que se animó a seguir el ejemplo de la Virgen María para «sacar lo mejor de la vida y construir un mundo más justo y solidario». Miembros de la Coral Silíceo, de Toledo, pusieron sus preciosas voces al servicio de la Virgen de Chilla.
Con la ofrenda de los devotos y el traslado de regreso, también amenizado por la banda, llegó la subasta de banzos a las puertas del Santuario, cuatro banzos por los que se pujaron un total de 1.550 euros (los más codiciados los delanteros) y a los que le siguió la subasta de un zurrón, por otros 200 euros. Y llegó otro momento sin duda especial, la entrada de la Virgen de Chilla de nuevo en el santuario, materializada con mucho calor y mucha emoción, y en algunos casos hasta con lágrimas.
La salve cantada, los aplausos y los ‘Viva la Virgen de Chilla’ pusieron el punto y seguido, que no final. Quedaba un precioso día de campo, con comida incluida, del que a buen seguro se disfrutó de lo lindo.