La gestión de residuos

Eduardo Cantalapiedra
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En 2012 fueron tratadas en el CTR de Urraca Miguel 63.000 toneladas de residuos • La empresa que gestiona el centro está realizando mejoras por valor de 5.540.000 euros

La gestión de residuos

En torno a 63.000 toneladas de basura procedentes de la zona norte de la provincia, que va desde Gredos hasta La Moraña, fueron tratadas el año pasado en el Centro de Tratamiento de Residuos de Urraca Miguel, dependiente del Consorcio Provincial Zona Norte y gestionado por la empresa Urbaser, con un porcentaje de reciclaje de 36,5 por ciento. Unas instalaciones que entraron en funcionamiento en el año 2004 y en las que actualmente trabajan 43 personas.  

Tras diez años de funcionamiento, es momento de acometer algunas mejoras y de ahí que actualmente se estén acometiendo diferentes inversiones que en conjunto ascienden 5.540.000 euros y que permitirán crear una segunda línea de pretratamiento automatizada (2.018.900 euros), realizar mejoras en los procesos de biometanización (628.000 euros) y de compostaje (110.000 euros) o instalar una planta de tratamiento de lixiviados (580.000 euros), aunque una de las inversiones más importantes se está realizando en maquinaria móvil (1.046.000 euros). El plazo de ejecución de éstas y otras obras previstas es de doce año, si bien el volumen más importante se realizarán en estos dos próximos años, según explicó el gerente del Consorcio Provincial Zona Norte, Manuel Sanz, durante una visita al CTR en la que estuvo acompañado por el director de la planta, Carlos Román.

Línea de tratamiento. A raíz de la aplicación de la nueva tasa de tratamiento de residuos en Ávila capital son muchas las preguntas que han surgido sobre el funcionamiento del CTR de Urraca Miguel, que el gerente del Consorcio Zona Norte quiso despejar durante la visita.

Así, Manuel Sanz explicó que el proceso comienza con la llegada de los camiones de recogida de basuras de la ciudad y de transferencia a la planta, donde son pesados en una báscula para tener un registro exacto de las toneladas de residuos que entran. Acto seguido se dirigen a la playa de descarga donde la basura, a través de una pala cargadora, es introducida en la línea de tratamiento.

El primer paso será la eliminación de los residuos desde los más grandes hasta los más pequeños. Así, en la cabina de triaje primario  se elimina los voluminosos y en un tromel o criba rotativa se realiza la división por tamaños, es decir, «lo mayor de 80 milímetros sigue la línea de proceso y lo menor va hacia la zona de biometanización», comentó el gerente.

De esta forma, los residuos de más de 80 milímetros van a la zona de triaje secundario donde, de manera manual, se separa por tamaño, comenzando por las bolsas y siguiendo por el cartón, el PET, el brick y el plástico de alta densidad (PEAD), mientras lo restante, a excepción de los aluminios, va a rechazo, que acaba en el vertedero.

 Por lo que respecta a los residuos orgánicos de menos de 80 milímetros, se dirigen a la zona de biometanización. Allí, se mezclan con agua (2.000 kilos de basura con 10.000 de agua) y se lleva al tanque pulmón y de ahí a los digestores, donde se produce la degradación anaeróbica (sin oxígeno) durante 17 días de media.

El biogas generado se recupera en un gasómetro y se quema para generar electricidad que se utiliza principalmente para autoconsumo del centro de tratamiento, aunque también se vierte energía a la red.

Posteriormente, se vuelve a separar la parte orgánica del agua y se lleva a los túneles de compostaje, donde mediante un proceso aeróbico (con presencia de oxígeno) se producen una serie de degradaciones que permiten crear el compos final.