«John Lennon era todo un caballero, él no tenía nada de melenudo»

David Casillas
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Juan Carrión Gañán, el profesor de inglés que convenció a colíder de los Beatles para que transcribieran la letras de sus canciones en los discos, se siente orgulloso de sus raíces abulenses

Juan Carrión Conde, junto al director de cine David Trueba.

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La aventura de un profesor de inglés que cambió la historia de la música moderna cuando consiguió, a través de John Lennon, que los Beatles ofreciesen con sus discos las letras de sus canciones, costumbre que luego se hizo general para el resto de grupos, se ha convertido en una anécdota de todos conocida gracias al éxito de la película Vivir es fácil con los ojos cerrados, un largometraje de David Trueba en el que recrea, con las lógicas licencias, aquel lance que tuvo como protagonista a un abulense, Juan Carrión Gañán, descendiente de la localidad de Casas del Puerto de Villatoro tal y como él mismo reconoce y destaca «con orgullo».

A sus 89 años de edad, disfrutando más que sufriendo una fama repentina que asegura que nunca hubiese esperado, y haciendo gala de un excelente humor, Juan Carrión aún mantiene viva en su memoria aquella intensa media hora que pasó en Almería con el autor de Strawberry fields forever en un descanso del rodaje de la comedia bélica Cómo gané la guerra, un empeño en apariencia loco que demostró ser una genialidad que en las últimas semanas se ha visto obligado a recordar decenas de veces a medios de comunicación de toda España… y de más allá.

Se ha convertido usted en uno de los hombres más célebres de España, ¿cómo lo lleva?

Bueno, me ha venido la fama de golpe y estoy muy solicitado, sobre todo por las mujeres, que me paran mucho por la calle y me besan; quizás sea demasiado porque tengo 89 años... imagínese.

¿Pensó alguna vez que esa aventura suya de ir a buscar a John Lennon iba a tener tanta trascendencia?

Nunca lo pensé, siempre he llevado una vida muy normal y ahora vienen a buscarme a clase porque parece que lo que hice tuvo su importancia. Yo nunca conté a nadie aquello que había hecho pero se enteraron, porque por mucho que te escondas siempre se sabe todo.

¿Cuando salió de Cartagena para encontrarse con Lennon pensó que su objetivo era posible o que era una locura a la que tenía que arriesgarse?

Nunca pensé que era una locura. Pensé que a lo mejor podía ser difícil, pero no muy difícil. Sabía que John Lennon era en aquel momento un personaje muy importante, pero a pesar de todo yo le llevaba los cuadernos porque era profesor de Universidad, es decir, que yo no iba a verle porque fuese un fan de los Beatles sino por motivos de trabajo, y eso era diferente.

¿Fue consciente entonces de lo que había conseguido al convencer a los Beatles de que pusieran las letras de sus canciones en los discos, no sólo por ellos sino porque la mayoría del resto de grupos hicieron lo mismo?

No, realmente yo no era consciente de aquello. Yo estaba muy contento de mi entrevista con John Lennon porque había ido a solucionar un problema que tenía como profesor con las letras de sus canciones, que siempre me costaba algún esfuerzo transcribirlas, y además para darle las gracias por no ponerme pegas, porque tenía en cierto modo miedo de que por los derechos de autor a lo mejor no pudiéramos copiar esas canciones. Por si acaso, quería tranquilizarme, porque nosotros no estábamos pagando nada por utilizar sus canciones en clase. John Lennon se portó como un caballero y cumplió lo que me había prometido y el siguiente disco que hicieron, que fue el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, ya venía con todas las letras transcritas, y como ellos eran muy populares pues todos los demás grupos cogieron esa costumbre. Así, esa visita mía, que nació exclusivamente para ayudar a mis alumnos, se transformó en una visita importante para todas las personas que están estudiando inglés, y también para los que les gustaba la música y querían saber qué decían las canciones.

¿No le comentó Lennon que cómo no se les había ocurrido a ellos antes eso de compartir las letras de sus canciones?

No me dijo nada sobre eso, pero está claro que me agradeció mucho la idea cuando nada más llegar a Londres me mandó las partituras y cumplió lo que me dijo de que iban a publicar las letras. ¿Sabe usted lo difícil que es a veces entender una canción completa en inglés, es algo muy complicado porque el inglés cantado es en ocasiones muy difícil de entender, incluso en un grupo que cantaba un inglés tan correcto como los Beatles. Pero a partir de entonces ese problema dejó de existir.

Creo que John Lennon le prometió que iría a visitarle a Cartagena.

Así es, me dijo que vendría a Cartagena a verme, aunque yo le dije que mi casa era muy modesta, y él me respondió que eso era más motivo para querer ir a visitarme. Pero luego su vida personal se le complicó mucho, se fue a Estados Unidos y le mataron. Su conductor, que se había hecho muy amigo mío, me escribió para ver si podía encontrarle un trabajo en España; yo le contesté que viniera primero y haríamos alguna gestión, pero ya no volvió a contestarme.

¿Sintió un dolor especial cuando supo que habían asesinado a John Lennon?

Claro que sí, me quedé anonadado no sólo porque yo tenía ilusión de que viniese a verme a Cartagena, tal y como me había dicho, sino porque fue un crimen horrible e inútil, una cosa incomprensible.

Veo que mantiene muy fresco el recuerdo de aquel encuentro.

Claro. No lo he olvidado nunca porque para mí fue un encuentro imborrable. Cuando hablé con él era consciente de que había conseguido un éxito, porque cuando emprendí mi viaje no sabía si le iba a ver o no, pero le vi y además con cierta facilidad, porque tuve mucha suerte y él fue muy amable. Podía haberme dicho que no podía perder tiempo conmigo, copiarme una canción y despedirse de mí, pero fue muy educado.

¿Llegó incluso a corregirle algunas palabras de sus notas?

Sí, él me corrigió algunas cosas que yo había entendido mal de alguna de las canciones del disco Revolver y me rellenó algunos papeles, pero luego se cansó pronto porque era mucho trabajo. Pero repito que me dijo que nada más llegar a Londres daría órdenes de que me mandaran las partituras y que de ahí en adelante las letras de sus canciones saldrían en las carátulas de los discos.

Y cumplió.

Claro que cumplió. John Lennon tenía una fama regular, pero uno no debe fiarse de la fama que la gente le coloca a uno. Yo sé perfectamente que Lennon, y puede escribirlo con letras mayúsculas, era todo un caballero, no me importa lo que digan, él no tenía nada de melenudo, para mí es un hombre que cumplía su palabra, un hombre cabal.

¿Es para usted Lennon uno de los mejores músicos del siglo XX?

Yo de las canciones de los Beatles nunca he sabido quién era el autor, si Paul McCartney o John Lennon, me gustaban todas y por supuesto creo que los dos son compositores fantásticos.

¿Qué ha sentido al haber visto esa aventura suya convertida en película?

Pues me ha gustado mucho. Me parece que es increíble que alguien se haya fijado en mí, que estoy escondido en una habitación desde hace 45 años; parece mentira que me hayan localizado aquí dentro porque yo no he ido a ningún sitio buscando a nadie.

¿Y qué le parece que a usted, que aún mantiene una buena mata de pelo, le haya interpretado un actor que es calvo?

(Risas) Eso da igual, porque Javier Cámara lo ha hecho muy bien, y además muy gracioso, él se transforma, en esta película está genial y por eso le han dado el premio merecidamente. Yo ya he visto la película dos veces y pienso volver a verla muchas más.

¿Se ve usted bien representado  en el papel que hace Javier Cámara?

Sí, por supuesto, en mi mal genio, que tengo mucho, y luego en cuando hasta las mujeres se me confesaban.

Perdone la indiscreción, pero ¿cómo es que sigue dando clases de inglés a su edad?

Bueno, yo creo que sigo dando clases por mi necesidad de regañar a alguien.

¿Y cuándo volverá por Ávila?

La última vez que fui, a la reunión de los Gañán, me quedé de nuevo enamorado de Ávila, que es maravillosa. Y para mí pertenecer a la familia de los Gañán es un orgullo, porque son las personas más honradas del mundo.