El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya tiene otro motivo de preocupación que perturbará su sueño:la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que aseguró ayer en Madrid delante de él que «no fue un acierto» que el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se comprometiera a aceptar «cualquier texto del Estatut que viniese de Cataluña», al tiempo que se preguntó si alguien pensó que «no iba a pasar nada» después de que el Constitucional se pronunciara sobre este texto, que fue aprobado por las Cortes y ratificado por los ciudadanos de esa región.
«Lo que ha sucedido nunca debimos consentirlo», afirmó la sevillana en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Forum, al que, aparte del jefe de Ferraz también asistió el de los socialistas catalanes, Pere Navarro.
Así, y aunque no lo nombró expresamente, la jefa del Ejecutivo sureño se refirió al compromiso del anterior número uno del Gabinete central: «Les voy a ser sincera. Creo que no se acertó cuando se proclamó que se aceptaría cualquier Estatuto que viniera de Cataluña». Tras lanzar la bomba, inmediatamente criticó al PP, por iniciar «una ola de anticatalanismo por toda España, recogiendo firmas contra un Estatuto de 2010, que, además, iba dirigido exclusivamente a captar votos a cualquier precio».
Además, recalcó que «lo que ocurrió después» es que la sentencia del Tribunal Constitucional contra algunos de los artículos recayó sobre «un texto legal que había sido aprobado por el Parlamento de Cataluña, enmendado y aprobado por las Cortes Generales y ratificado en referéndum por la ciudadanía». «¿Alguien pensó que no iba a pasar nada? Sí que ha tenido consecuencias: esto que vemos hoy. Parte de culpa la hemos tenido todos», insistió.
En otro momento de su intervención inicial, Díaz, que abogó por reformar la Constitución, también criticó al anterior Gobierno socialista, para, después de defender la necesidad de «aprender de los errores cometidos» por los antecesores, referirse al «efecto demoledor de anunciar brotes verdes» cuando, «en realidad», España estaba «en antesala de una nueva recesión». «No reduzco al actual Gobierno los errores en la gestión de la crisis», explicó en presencia también de la exministra de Economía y Hacienda Elena Salgado, a la que, muy posiblemente, tampoco le agradaron mucho sus palabras. El que sí que estaba ausente era el principal aludido, José Luis Rodríguez Zapatero, que ejerció de padrino hace casi un mes en la toma de posesión de la sevillana como presidenta de la Junta.
Terminado el acto, los focos se concentraron en la figura de Pérez Rubalcaba que, de algún modo, también fue atacado por Díaz, ya que él tuvo un papel importante en la gestación del Estatut. Así, no quiso pronunciarse. Tampoco Pere Navarro. «Hoy es el día de Susana», contestaron casi al unísono.
Quien sí se mojó fue la segunda, Elena Valenciano, que apoyó «al cien por cien» lo dicho por su compañera. Eso sí, a renglón seguido, mostró su deseo por mirar hacia el futuro y no hacia el pasado.