"Ser extranjero en Corea significa que nunca te integrarás"

B.M
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Este abulense relata su experiencia viviendo en Corea del Sur con la mirada a su próxima vuelta a Alemania

"Ser extranjero en Corea significa que nunca te integrarás"

Jorge Eguren, (41 años) es un escritor (David Nel) y consultor abulense, ahora radicado en Corea del Sur pero que ha pasado por Valladolid, Madrid y Alemania, donde pronto regresará. Su primer destino en el extranjero, Alemania, fue para «vivir una aventura de un año, dos como mucho». Pero llegó la crisis de 2008 y no parecía buen momento para volver a España porque allí se vivía muy bien y tenía un buen trabajo como consultor SAP. Más tarde conoció a su mujer y fue pasando por diferentes ciudades de Alemania, sobre todo cuando llegaron los hijos. Esto hasta que les volvió a picar el gusanillo de vivir una aventura y surgió lo de Corea a través del trabajo. Esta vez lo que pensaron es que sería para dos o tres años como mucho y ahora, ya cumplido, regresarán a Alemania este verano.

Reconoce que su vida allí no es representativa de cómo viven los coreanos. «Ser extranjero en Alemania significa que tardarás en integrarte, ser extranjero en Corea significa que nunca te integrarás del todo», dice. Y esto es porque todo es diferente, desde el idioma hasta las normas sociales, por lo que cuesta adaptarse. También reconoce que «ellos nunca te tratarán como a un igual. Para lo bueno y para lo malo es una sociedad muy organizada, homogénea y jerárquica, y tú estás fuera de ella. De hecho, al contrario que en Europa, por mucho tiempo que vivas aquí nunca podrás obtener la nacionalidad coreana. Pero esta forma de alienación al extranjero también tiene su lado bueno, ya que no tendrás la misma presión social y laboral que el resto de coreanos. La sociedad espera mucho de ellos en muchos aspectos: los hombres deben darlo todo en el trabajo, las mujeres deben cuidar a la familia, los niños tienen que ser los primeros de la clase aunque eso signifique asistir a academias hasta las diez de la noche... incluso en aspectos más mundanos, como la forma de vestir o el coche que conduces no deben salirse de ciertas normas bajo el riesgo de que te consideren un paria... excepto si eres extranjero. En ese caso, todo vale».

Esta es una de las razones, dice, por la que han sido tan felices en Corea puesto que la presión social no les ha afectado pero sí se han «beneficiado de todos sus aspectos positivos» como que todo funcione como un reloj o la gente sea honesta y amable. Un ejemplo de como se vive es que «la gente deja el móvil en las mesas de las terrazas para guardar el sitio mientras van al baño».

Trasladarse con la familia «fue relativamente sencillo» gracias a unas circunstancias muy particulares puesto que la «organización donde trabajaba mi mujer nos dio muchas facilidades y yo no trabajaba, así que me pude ocupar de todo sin demasiado estrés». Por otro lado da las «gracias a Corea» porque descubrieron «que el idioma no es una barrera tan complicada como parecía» y para él sólo ha significado «pasar de escribir libros en mi escritorio de Bonn a escribirlos en mi escritorio de Songdo» e incluso ha tenido nuevas ideas para el futuro.

Mientras aprovecha el tiempo para escribir y estar con su mujer y los niños, también hace viajes, especialmente por algún país de Asia ahora que tienen la oportunidad. Y el futuro es claro, volver a Alemania y allí regresar a su trabajo como consultor, aunque esto signifique escribir menos. «Echaré de menos la calidad de vida que hemos tenido en Corea, pero siempre tuvimos claro que nuestro hogar está en Europa y tenemos ganas de volver a vivir cerca de España, de nuestra familia y de nuestros amigos», asegura.