Sonsoles Sánchez-Reyes

A otra luz

Sonsoles Sánchez-Reyes


Sagasta y Ávila (y II)

29/04/2024

El fallecimiento de Práxedes Mateo Sagasta, líder del Partido Liberal español, el 5 de enero de 1903, tuvo lugar por causas naturales, lo que les fue negado a otros políticos españoles de la Restauración de primera línea que cayeron víctimas de atentado, como Cánovas, Dato o Canalejas.

El sábado 24 enero, a las 10 de la mañana, en la iglesia de San Pedro se celebraban los funerales que por el eterno descanso del alma de Sagasta costearon los liberales abulenses.

A la misa asistió el cabildo parroquial, dirigiendo la capilla el maestro Robustiano Martín. Presidieron el duelo el deán, a su derecha el gobernador civil, el presidente de la Diputación provincial, el delegado de Hacienda y el presidente del Comité Liberal, el diputado en Cortes Ramón Castillo; a su izquierda, el gobernador militar, el concejal Sr. Santos en representación del Ayuntamiento, el director de la Academia de Administración militar y el presidente de la Audiencia. El Diario de Ávila reseñaba: "La concurrencia al acto fue numerosa, asistiendo no solamente el elemento oficial, sino muchos particulares sin distinción de matices políticos. También asistieron algunas señoras".

La casa que Sagasta tenía en Ávila, en el Mercado Grande, se convirtió en oficina de Correos, una ubicación que mantendría medio siglo, hasta el traslado de esta a la localización actual. En ese momento, marzo de 1958, la casa de Sagasta fue demolida, para levantar un nuevo edificio en el que se instaló la Caja Central de Ahorros y Préstamos de Ávila. 

Sagasta descansa en un mausoleo de mármol obra de Mariano Benlliure en el Panteón de España, también conocido como Panteón de Hombres Ilustres, en Madrid. Sin embargo, nunca ha tenido una calle en Ávila capital, aunque sí en lugares como Madrid, Las Palmas de Gran Canaria, Logroño o incluso Langa. Al menos tiene una vía a su nombre el regidor abulense al que correspondió enviar el telegrama de duelo a sus hijos, el Paseo de Don Carmelo Delgado, aunque su familia debió costear los dos característicos monolitos de piedra y hierro en ambos extremos del paseo para rotular la denominación.