Ayuntamiento y Diputación celebraron recientemente sus plenos ordinarios correspondientes al pasado mes de marzo. En ambas sesiones, sobre todo en la municipal, se aprobaron un montón de mociones que para quien no esté al tanto de lo que ello supone, podría llegar a pensar que se han arreglado los problemas que se abordaban en ellas, pero para quien lleva ya algunos de estos actos sobre sus espaldas, sabe que de lo aprobado en ambas instituciones, en el mejor de los casos, se aprovechará el uno por ciento. Si aún hubiera algún despistado de esos, conviene desmitificar para lo que valen esos plenos. Buenas intenciones, en algunos casos, cero consecuencias, en la mayoría.
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La Comisión de Hacienda del Ayuntamiento de Ávila tuvo el resultado esperado. No habrá presupuestos hasta que se celebre la cuestión de confianza. Los mensajes que unos (equipo de gobierno) y otros (oposición) han enviado tras la celebración de esta reunión son los mismos que vienen repitiendo desde el pasado otoño. Va a llegar el verano y van a seguir diciendo lo mismo. Hay veces que si no se aporta nada nuevo, lo mejor casi es estar calladitos.
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Hace bien el Real Ávila en ir pensando en mejorar el campo, por si acaso. Parece que la gasolina al equipo se le va gastando, pero creo que tiene reserva suficiente para llegar al destino. Más complicado va a tener lo de arreglar el campo. Teniendo en cuenta los antecedentes y, por ejemplo, el episodio de la torreta de luz que ahí sigue tirada en el suelo, pensar que algunas de las soluciones que plantea el club es posible de ejecutar, tiene más de deseo que de realidad.
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Pasó la Semana Santa. En Sevilla dicen que la gafó el polémico cartel con la que se anunció. Aquí el mal fario comenzó con la polémica de la subvención y ya no remontó. A esperar al año que viene, no queda otra.