Nunca he sido ningún fan de la belleza impostada, como de ninguna virtud impostada en realidad. Victoria Beckham es una gran marca, pero nunca he podido alcanzar a conocer si la "girl" la chica, evolucionó a mujer o si por el contrario con tanto dinero, fue una eterna adolescente con tratamientos anti-edad (que es la moda entre los supermillonarios del mundo) . Con humildad por mi falta de interés, tampoco me ultrajó cuando parece que afirmó que como vampiresa inglesa no soportaba el ajo sanador y repelente español.
Sin embargo sí que he tenido la suerte de compartir mi vida con unas muy significativas "Spice Girls", que cuando las conocí, parecían a simple vista que tenían poco de "spicy" pero que con el tiempo, creo que son de las personas con más matices y más inteligentes que conozco y sobre todo pican si te acercas. Desde luego, y si ellas están o no de acuerdo, aunque tienen rasgos muy juveniles, ya no son "girls", y el mejor anti-age que han practicado es dedicarse a sus trabajos, donde son unas profesionales reconocidas en unas posiciones estratosféricas y extraordinarias, acordes a los talentos que el Buen Dios las ha otorgado, y a sus familias, cada una en sus diferentes variantes.
Las voy a poner nombre no real para que no parezca que nadamos en la abstracción y alguno de los que llegan al final de mis artículos, piensen malévolamente que siempre quiero decir algo dispar a lo que escribo. Por ejemplo y para que parezca todo un arco mediterráneo las llamaré Pepa, Marina y Elena, como si fueran lo mejor de España, de Italia y de Grecia. No puedes parar de reírte con ellas porque al contrario de las "fake spicies girls" del universo, casi todo les agrada, saben sacar lo mejor de cada situación, y sobre todo están dispuestas a reírse de ellas mismas y de cuánto les rodea. Cuando algún inevitable pesado o pesada les intenta amargar el día, resoplan y afirman "que se le va a hacer" no permitiendo que ningún inoportuno vaso de agua, diluya su tormentoso picante. 
Son personas singulares que todos sus entornos podrían haber escrito este mismo artículo. Todo el mundo las conoce, todo el mundo se pelea por contarlas en su nómina de amigos y hasta algunos desconocidos las piden el teléfono deslumbrados por su propio reflejo. Son así, han sabido no dejar de vender sus propios discos y siguen bailando como siempre ajenas a todas las tendencias pasajeras que ya han visto pasar delante de sus puertas, como enemigos a los que no había que prestar atención.
Hoy hemos hecho votos de renovar amistad, hablando del cambio climático, la guerra, nuestros futuros más exiguos y el de los nuestros, y de todos los temas que pueden ocupar a cualquier persona preocupada por el mundo que vivimos y que cohabitamos con nuestros hijos.  Y lo hemos hecho aderezado ya sólo con sal y pimienta, porque cuando has dedicado una vida a cuidarte como amigo, a llamarte, a acompañarte y a quererte, no hace falta ningún emulsionante artificial ni sobre especiado.