¿Hay vida fuera de nuestro sistema solar? Esa es una de las cuestiones más profundas que puede preguntarse la Humanidad. Aunque hasta 1995 no se descubrió el primer exoplaneta alrededor de una estrella como el sol, hoy en día el estudio de los exoplanetas es una de las áreas de la astronomía en más rápido crecimiento. Así, los nuevos hallazgos que ha logrado un equipo de astrónomos europeos sugieren que existen planetas habitables, con capacidad para proteger y mantener la vida, fuera del Sistema Solar.
El equipo de científicos ha utilizado para sus trabajos el gran telescopio VLT (Very Large Telescope) que el Observatorio Austral Europeo (ESO) tiene en el desierto chileno de Atacama, y los resultados aparecieron ayer publicados en la revista Astronomy and Astrophysics.
La investigación arroja nuevos datos sobre los planetas que hay alrededor de una estrella «cercana» (llamada L 98-59) y hay evidencias de que entre esos planetas hay algunos similares a los de la zona interior del Sistema Solar. Y entre esos hallazgos destacan tres: un planeta que tendría la mitad de la masa de Venus y que sería por lo tanto el más pequeño que se ha medido jamás; un mundo oceánico; y un posible cuerpo celeste en una zona «habitable», ya que se encuentra a una distancia de la estrella en la que sería posible la vida.
«El planeta que hay en esa zona habitable puede tener una atmósfera que podría proteger y mantener la vida», manifestó María Rosa Zapatero Osorio, astrónoma del Centro de Astrobiología de Madrid (CAB-CSIC) y una de las autoras principales del estudio.
El Observatorio Austral Europeo -la principal organización astronómica intergubernamental de Europa- ha destacado que los resultados obtenidos ahora suponen un paso muy importante en la búsqueda de vida en planetas del tamaño de la tierra fuera del sistema solar. La detección de posibles indicios de vida pasada o presente, lo que en astronomía se denominan biofirmas, en un exoplaneta depende de la capacidad de estudiar su atmósfera, pero los telescopios actuales no son lo suficientemente grandes como para lograr la resolución necesaria y obtener información de planetas tan lejanos.
cercanos y calientes. Algunos de los planetas que han estudiado estos científicos orbitan esa estrella (la L 98-59) a una distancia de «solo» 35 años luz; son rocosos -como la Tierra o como Venus-; y están lo suficientemente cerca de ella como para estar calientes. Gracias al telescopio VLT, los investigadores han comprobado que al menos tres de esos planetas pueden contener agua en sus interiores o en sus atmósferas; que dos de ellos son probablemente secos, aunque podrían tener pequeñas cantidades de agua, y que la masa de un tercer planeta puede ser en un 30 por ciento agua, lo que lo convertiría en un «mundo oceánico».
El equipo del ESO ha detectado además otros dos planetas ocultos que no se habían visto antes en ese sistema planetario, y uno que se encuentra a una distancia de la estrella que haría posible la existencia de agua. En 2019 los astrónomos ya detectaron, desde un satélite de la NASA, tres de los planetas del sistema de esta estrella L 98-59.
Pero para continuar escudriñando el espacio, y en concreto este sistema planetario, los astrónomos tienen puesto el foco en el próximo Telescopio Espacial James Webb que construye la NASA y en el Telescopio Extremadamente Grande (ELT) que el Observatorio Austral Europeo está construyendo en Atacama (Chile), aunque sus observaciones no comenzarán previsiblemente hasta 2027.