Las OPAS Asaja, UPA-COAG y UCCL en Ávila han unido fuerzas y han creado una plataforma esta semana para hacer frente al que consideran es el «tema más serio al que se enfrentan en la provincia, junto al saneamiento ganadero». No es otro que el lobo y los tan frecuentes ataques al ganado que se producen en estas tierras y que afectan especialmente a las reses de las ganaderías extensivas. Quieren ante todo que la Administración Regional «ponga pie en pared» y se haga cargo de sus competencias controlando la población del lobo y además haciendo un conteo real de los ejemplares que hay en la provincia y que según los últimos datos hablarían de 11 manadas «pero son más».
No quieren hablar ni siquiera de abatir ejemplares, de hecho afirman no saber los que se abaten (salvo por los medios de comunicación) sino de control o de la creación de reservas para que estos cánidos no sigan haciendo tanto daño como el que hacen en las ganaderías abulenses. ¿Cuál sería la cifra idónea? Simplemente «la que permita la coexistencia con el ganado».
Estiman que según los últimos datos de 2018 y con las cifras que maneja la propia administración se habrán producido en ese periodo en torno a 1.320 ataques sólo en Ávila o lo que es lo mismo casi el 50% de todos los que se producen en Castilla y León y que han causado la muerte de más de 2.000 animales y pérdidas económicas por valor superior a los cinco millones de euros (por los 12 totales de todas las provincias de Castilla y León).
De ofrecer estos datos se encargaban los representantes de las asociaciones agrarias, esto es, Joaquín Antonio Pino dando voz a Asaja, Jesús Muñoz por parte de UCCL y Pedro Martín por parte de UPA-COAG.
«La situación es crítica» iniciaba su intervención Jesús Muñoz y por eso han constituido una plataforma que estará abierta a todo el mundo que les quiera apoyar.
Y es que con las cifras que existen afirmaban que «el lobo no está en vías de extinción» en todo caso el ganadero que en muchas ocasiones no puede hacer frente a las pérdidas». En ese sentido auguraban un mal futuro, con cierre de explotaciones mediante, y eso para Ávila es un problema dado que es la segunda provincia de Castilla y León por importancia ganadera, tan sólo detrás de la de Salamanca, incidían. Hablaban de 4.000 explotaciones ganaderas y 200.000 ejemplares de extensivo.
Han creado su propia plataforma cuyo primer acto oficial fue la rueda de prensa en la que hicieron estas declaraciones además de la colocación de pancartas ‘Por la supervivencia de la ganadería extensiva. No al lobo’ en diferentes puntos de Ávila, tales como en el puente de la estación de trenes y también en el puente sobre la carretera de Valladolid y que continuarán con otro tipo de acciones a futuro. Ya forman parte de otra plataforma a nivel europeo, que tiene sus sucursales por así decirlo en Rumanía e Italia y que es aquellos casos es de ámbito regional, mientras que en el caso español es sólo abulense. Allí en la denominada Plataforma de Grandes Carnívoros están representadas las organizaciones agrarias, federación de caza, grupos conservacionistas o asociaciones como la de Avileño, pero no la Junta a la que piden que deje a un lado la «neutralidad» porque de otro modo «no da la cara».
Al tiempo pedían unas compensaciones económicas «justas» y que «no nos engañen» «que se pague realmente lo que se debe» puesto que en ocasiones si no se encuentra a un animal supuestamente atacado por el lobo no se paga por su baja como tampoco por otros estragos que producen en la ganadería, tales como la reducción de la fertilidad o el llamado lucro cesante. Estimaban que lo que les llega es entre el 20 y el 25% de la pérdida real.
Sacaron a colación el reciente debate y las manifestaciones en torno a la España Vaciada y apuntaban a que solucionar estos problemas que tienen los ganaderos en la provincia puede contribuir a fijar población y si no se hace, a seguir perdiéndola.
Desde las filas de UPA-COAG interpretaban esta situación como «un fracaso del sistema» ya que se ha puesto en el centro al lobo y «no consideran al ganadero como el actor principal y como garante del medio natural» y además «se fijan más en los colectivos ecologistas» y defendían ante todo el papel de los profesionales del campo y pedían la aplicación del Ártículo 16 de la Directiva Hábitat.
«Y es que queremos cobrar todos los daños» y lo que queremos en definitiva es «producir alimentos». Precisamente defendían que las ayudas que les llegan de la PAC son para ese fin, «para producir alimentos a precios razonables», pero no para paliar los daños del lobo, apuntaban.
Por otro lado, ahora que ha empezado la primavera se avecinan más problemas por la época de cría del lobo y porque el lobo no tiene predadores.