Siguen las incógnitas por la muerte del joven en La Moraña

EFE
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El siniestro ocurrió hace un mes a la salida de su pueblo, Paradinas de San Juan (Salamanca), y el cadáver de la víctima apareció dos días después junto a las vías del tren en Gimialcón

Siguen las incógnitas por la muerte del joven en La Moraña

El foco mediático durante las últimas fechas ha estado puesto en Traspinedo (Valladolid) por la muerte de la joven Esther López, cuyas circunstancias se investigan, mientras en Salamanca siguen también sin aclararse las incógnitas por la muerte, hace un mes, de Iván Díaz, el joven de 19 años que desapareció tras un accidente de tráfico.

El siniestro ocurrió a la salida de su pueblo, Paradinas de San Juan, perteneciente a Salamanca, pero dentro de la comarca natural de La Moraña y muy cerca del límite con Ávila. E cadáver de la víctima apareció dos días después junto a las vías del tren en Gimialcón (Ávila).

Fuentes de la investigación consultadas por Efe han reconocido «la complejidad del caso», aunque han indicado que la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Salamanca «no ha cejado en el empeño de buscar las causas del fallecimiento».

Al mismo tiempo, se está a la espera del resultado final de la autopsia que tiene que llegar al Juzgado de Arévalo (Ávila), que es el que está siguiendo la investigación después de que el cuerpo sin vida apareciera junto a la línea férrea que cruza el término abulense de Gimialcón.

De madrugada, sobre las 2:00 horas del domingo 9 de enero, el joven de 19 años Iván Díaz Bustillo salió del bar donde trabajaba en su pueblo, Paradinas de San Juan, y ya no se le volvió a ver.

A las 11:45 horas de ese día, agentes de la Guardia Civil salmantina encontraron su coche en un terreno agrícola tras haberse salido de la carretera, la CL-610, que une Medina del Campo (Valladolid) y Peñaranda de Bracamonte (Salamanca), aunque no aparecieron restos de que se hubiera producido alguna colisión, según confirmaron en aquel momento fuentes de la Subdelegación del Gobierno en la provincia salmantina.

LA DESAPARICIÓN. Sin embargo, el cuerpo de Iván no apareció junto al coche, por lo que comenzó su búsqueda, por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de vecinos de la comarca, al tratarse de una desaparición.

En la tarde del lunes 10 de enero, un maquinista del tren que cubre la línea ferroviaria entre Salamanca y Ávila avisó de que había un cadáver junto a la vía, en el término municipal de Gimialcón (Ávila), a 13 kilómetros «en línea recta» -según fuentes de la investigación- del lugar donde se produjo la salida de vía del coche de Iván Díaz, aunque se reconoció que ese convoy no le atropelló.

El cadáver era el del joven de Paradinas de San Juan, según concretaron fuentes de la investigación un día después, en el primer análisis que se hizo del cuerpo, aunque en ese examen no se conoció la causa definitiva del fallecimiento.

A partir de ese momento se abrieron dos líneas de investigación: por un lado la judicial, que realiza el Juzgado de Arévalo, que debe concretar las causas de la muerte a través de la autopsia y, por otra, la de la Guardia Civil de Salamanca.

Las fuentes consultadas por Efe han explicado que se trata de un «caso extraño y complicado de investigar» porque, por el momento, los investigadores no logran descifrar las causas del accidente de tráfico la madrugada del domingo 9 de enero y qué ocurrió después del siniestro, dónde se fue Iván y qué pudo ocurrir para que su cuerpo apareciera, junto a las vías, a 13 kilómetros de distancia.

También han señalado que los efectivos de la Guardia Civil «han partido de cero» en las investigaciones, desde el momento en que Iván dejó el bar y salió de Paradinas de San Juan en dirección a Peñaranda de Bracamonte, para lo que incluso han llegado a «realizar un vuelco de los datos del teléfono» de la víctima.

Mientras tanto, los datos definitivos de la autopsia siguen sin llegar y se está a la espera del informe final del análisis realizado al cadáver.

En Paradinas de San Juan la incredulidad sigue entre sus vecinos ya que nadie «se explica» lo ocurrido con Iván, un joven «normal, trabajador y buena persona», según se asegura en el municipio, de 400 habitantes, donde no se acepta que se trate de una «muerte voluntaria».

Un mes después los interrogantes siguen abiertos y las dudas aumentan.