El circo tiene muchas caras y no pocas versiones, cada espectáculo es lo que quiere el artista que sea pero también la interpretación que de él hace cada persona que está entre el público y mucho tiene que ver el estado de ánimo con el que se enfrenta éste a cada propuesta.
Este sábado el Cir&Co en Ávila dio no pocas de esas versiones y aquí nos vamos a centrar en dos que curiosamente empezaban a la vez y que en la mañana de sábado ofrecieron tres pases cada una para facilitar al público ser partícipes de ambas. A las 12 asistimos en el siempre impresionante palacio de Caprotti al espectáculo Fragile, en su estreno mundial y a cargo de la canadiense Stepahnie Bouchard. Visto el escenario poco se podía imaginar de lo que llegó a continuación, una cita sobre el cable y con los equilibrios como protagonistas. La artista se acompañaba también de música en directo para ensalzar una función que lo cierto es que salvo en el momento final, sobre el cable y con el sonido del acordeón, no necesitaba de adornos. Fragile va de menos a más, pero cada momento está muy pensado y mucho más ensayando. Los equilibrios sobre botellas son impresionantes de ver y se agradece la cercanía con la artista (acompañada por un hombre en parte del número). Cada detalle se ve tremendamente cercano, pero apetece incluso acercarse más porque es impresionante. Ahora bien el momento cumbre, sin duda es el final. Con la artista sobre cable haciendo verdaderas proezas. Tan cerca como están los juegos olímpicos recuerda en cierto modo a las pruebas de las gimnastas sobre barra de equilibrios. Precisión, danza, salto con cuerda, en definitiva un gran dominio de la técnica que se llevó el mayor aplauso al final de la actuación y es que lo cierto es que al público se le veía deseoso de reconocer el buen trabajo pero con tanto riesgo y necesidad de concentración era mejor esperar a que terminara para no interrumpir.
Muy lejos de ese concepto del circo pero muy agradecido y aplaudido por el público el espectáculo de los castellanos y leoneses El Gran Rufus que hicieron disfrutar de lo lindo al público congregado en la plaza de Santa Teresa. Sólo un "pero": el tremendo calor.
De algún modo era ésta una puesta en escena para leer entre líneas. Podía parecer poco serio y realmente lo era pero eso no quita el talento de los dos artistas que componen el dúo. Equilibrio, malabares, música en directo y ante todo mucho humor que también hace falta. Para empezar la banda sonora de Corrupción en Miami ya daba cierta cuenta de lo que los allí presentes se iban a encontrar, las vestimentas no auguraban nada serio ‘PinkXpress’ era el nombre del espectáculo y de pink (rosa) vestía uno de los protagonistas; el otro con un traje blanco salpicado de pentagramas y notas musicales (era el que cantaba y tocaba instrumentos). Una maravilla para desconectar de la rutina, para reirse y para demostrar esas muchas caras que tiene el circo, cargado de grandes composiciones musicales y de mucho ensayo detrás. Quería dar imagen de espectáculo antiguo, de banda venida a menos, de clichés, pero sinceramente, tiene mucho mérito.