El 13 de julio tuvo lugar en la Residencia San Antonio de Padua, de El Tiemblo, una jornada intergeneracional donde trece alumnos de Dinamización de Actividades de Ocio y Tiempo Libre de entre 16 y 35 años visitaron a los residentes. Se trataba de una actividad que, según afirma Paula Casado, responsable del curso, «basada en valores». Valores que han querido transmitir en un día en el que han mantenido una sesión de dinamización de de dos horas con los mayores, que muchos de ellos se han sentido solos durante estos años de pandemia. Por eso, el objetivo principal con el que se ha pensado esta actividad es «llevarles un poco de alegría y dinamización», tal y como explica Casado, que considera que «nuestros mayores son una fuente de sabiduría que no podemos olvidar».
El encuentro comenzó a las 11 de la mañana con una dinámica de presentación, donde cada alumno iba contando una parte del refrán a los mayores, quienes tenían que continuarlos y así «trabajar un poco la sabiduría popular y la memoria» ha aclarado Casado. A continuación, los mayores fueron los encargados de contar recetas antiguas, con los productos de temporada de El Tiemblo, conocidos también como «los tomateros». Después se centraron en los trabajos manipulativos, en los que juntos elaboraron una flor de seda, con el objetivo de «trabajar la destreza y la motricidad fina», que ha servido como excusa para mantener conversaciones en las que los mayores han podido contar anécdotas y cosas importantes de sus vidas. Como broche final al encuentro, se llevó a cabo un paseíllo en el que cada uno de los residentes recibió un piropo que les hizo sonreír, mientras recibían flores perfumadas con su olor favorito, sirviendo como algo simbólico que «les hiciese recordar el momento tan bonito que habían vivido».
Concluyó el día en fiesta con una actuación musical, con la que además de buscar entretener y hacer compañía a los residentes, se ha perseguido «dar protagonismo al conocimiento que tienen los mayores», considerando importante reforzar los valores de antes en la sociedad actual.
Con la sensación de emoción y agrado se dio por finalizada esta sesión tan emotiva, que hizo disfrutar tanto a alumnos como a mayores, que entendieron «lo poco que cuesta dar a otro lo que necesita», señala Paula, quien también subraya que «los mayores tienen ganas de contagiarse de aires nuevos, de contar historias y ser escuchados». Quien espera y anima a continuar con estas iniciativas e, incluso, inculcarlas a colectivos de menor edad, para que empiecen desde una edad temprana a adquirir estos valores de humanidad y solidaridad intergeneracional.