Al entrar en la carpa de la plaza Adolfo Suárez se puede descubrir todo lo que el mundo del barro tiene para ofrecer. Con artesanos llegados desde Ávila (Poyales del Hoyo o Sotillo de la Adrada) pero también de León, Zamora, Salamanca, Valladolid Madrid, Ciudad Real o Asturias, los abulenses y los turistas tienen hasta el 3 de mayo para darse un capricho con un trabajo hecho con todo detalle.
Llega gracias a la Feria del Barro (Avialfar), abierta estos días de 10,30 a 22,00 horas y donde se pueden encontrar desde elementos de menaje de cocina como azucareros, recipientes para ajos, palilleros, saleros o donde dejar los huesos de aceituna, a aquellos elementos para cocinar (y en todo tipo de cocina) lo más tradicional como puede ser un chuletón hasta pizzas, sin olvidar los vuelve tortillas. Cerditos para ahorrar o botijos también llaman la atención, al igual que sucede con los elementos más decorativos como velas, posa móviles, recipientes para tiestos, relojes, cuadros y en la parte de joyería, pendientes o colgantes combinando elementos como cerámica y plata.
Todo esto forma parte de la feria, que abrió sus puertas este viernes con la presencia del concejal de Cultura, Ángel Sánchez, y la presidenta de Avialfar, Pepa de Castro.
Mostró el representante municipal su satisfacción por la vuelta de esta feria, que llega a las 30 ediciones. Además, recordó que es la primera vez que se organiza en esta legislatura y regresa después de estos años para que Ávila pueda recibir a los artesanos y valorar su «arte». Y respecto al 30 aniversario, significó que es ejemplo de la huella que se ha dejado en «varias generaciones de abulenses» y que sigue viva con una de las manifestaciones más antiguas del ser humano.
Este hilo lo retomó la propia presidente de Avialfar, que explicó que tras estos años sin feria están «muy contentos» de poder volver a abrir sus puertas y ofrecer una parte de cultura, de ellos mismos.
Puso de manifiesto la importancia del barro y la esperanza de que acuda mucha gente a ver el trabajo de los artesanos llegados desde diferentes puntos de España. Se trata de alfareros, dijo, con elementos más tradicionales, aunque también se van modernizando, y los ceramistas, más dedicados a elementos decorativos y con este toque de modernidad.
Respecto a lo que supone la vuelta de las ferias, sí que dice que van «más paradas en las ventas» porque son elementos no tanto de necesidad. Aún así asegura que la gente intenta colaborar porque «también tiene necesidad de cosas bonitas». Lo que han visto en este tiempo, sobre todo el pasado año en las ferias que se celebraron en algunos lugares, aunque no en Ávila, es que la «gente se ha volcado mucho con los eventos culturales y para disfrutar de la vida».
Ahora se verá si en los próximos días ese disfrute se traslada a la cita en Ávila que se organiza en un puente en el que tradicionalmente hay mucha afluencia de turistas que, cuando vayan por el centro de la ciudad, pasarán por la carpa de la plaza Adolfo Suárez.