La cocina abulense tiene futuro. Un futuro que, cada vez más, tiene nombre de mujer. Como el de Rocío, la alumna del curso de formación de Grado Medio de Cocina y Gastronomía del IES Jorge Santayana, y una de las 50 promesas de la restauración nacional al haber logrado pasar a la segunda fase del prestigioso Premio Promesas de la Alta Cocina que cada año organiza Le Cordon Bleu.
Pero pese a codearse ya entre los mejores, o quizá por eso mismo, Rocío confiesa sentirse «contenta aunque agobiada». Ahora es tiempo de prepararse a fondo para seguir avanzando en el certamen, y eso le quita el sueño. «Es mucho trabajo en poco tiempo», comienza a explicar a Diario de Ávila el camino que ahora tiene por delante.
Una vez que fue seleccionada por su centro para participar en el certamen y ahora que la organización la ha seleccionado para seguir avanzando, Rocío tiene que preparar una vídeo receta en la que la pechuga de ave (el ave que sea queda a su elección) será el ingrediente principal. «Y debe llevar también una tartaleta con tomate y alcachofa», apunta Rocío que, además, podrá introducir en la misma algún ingrediente propio de su tierra. Aunque eso, nos dice, de momento no lo tiene decidido. Para ello cuenta con el apoyo de su profesor David Simarro. «Aunque él me dice que lo tengo que hacer yo todo», se ríe algo nerviosa cuando piensa en la tarea que tiene estos días por delante.
Tiene de plazo hasta el 28 de enero. Así que aún hay tiempo para dar vueltas a una creación que, ojalá, que abra las puertas a un futuro que ella imagina en la cocina de un gran restaurante. Adornado incluso, por qué no, con alguna que otra estrella Michelín.
La verdad es que su pasión por la gastronomía es relativamente nueva. Nos cuenta Rocío que terminó estudiando este grado casi por casualidad. «Estaba en el instituto y no lograba terminar la ESO», recuerda un pasado no muy lejano en el calendario pero sí en su proyecto de vida. «Y cuando vi estos estudios me parecieron creativos, así que decidí probar», cuenta.
Y ahora, más de un año después, siente que acertó en su decisión. Con mucha ayuda de su madre y de sus profesores, agradece a los que tiene cerca su cariño, Rocío ha ido abriéndose paso en un mundo que, por otra parte, está cada vez más de moda gracias a no pocos programas televisivos.
Pero ella, asegura, no cree que disfrutara mucho en un concurso tipo Master Chef, por ejemplo. «Veo que te dan poco tiempo para pensar», se ríe cuando lo compara con el proceso de creación de la receta que, espera, le lleve a la final.
En el caso de convertirse en la ganadora final,Rocío obtendría una beca para estudiar dos años en la prestigiosa escuela organizadora del certamen. Para ella eso sería, sin duda, todo un lujo. «Me encantaría poder salir de Ávila para seguir estudiando, cocinar en grandes cocinas, aprender de más gente...», sueña Rocío en alta voz con un sueño que tiene al alcance de la mano. Mucha suerte.