La pandemia de la covid ha provocado que la tasa de emancipación en Castilla y León haya bajado un punto y medio, por lo que solo el 15,3 por ciento de los jóvenes entre 16 y 29 años vive en un hogar independiente, un porcentaje que se dispara hasta el 70,1 por ciento en el grupo con edades comprendidas entre los 30 y los 34 años. Esto supone que de los 292.323 jóvenes menores de 30 años existentes en la Comunidad, menos de 45.000 están emancipados de sus padres. El Observatorio de Emancipación del segundo semestre de 2020, elaborado por el Consejo de la Juventud y presentado ayer en la sede del CES, también pone de manifiesto que uno de cada de cuatro personas entre 30 y 34 nacidas en Castilla y León residía en otras comunidades, principalmente Madrid.
Una situación que, según el informe, está intensamente relacionada con la elevada tasa del paro entre la población joven, que cayó hasta el 22,9% en el cuarto trimestre de 2020, aunque es siete puntos más que la media nacional, y con la baja empleabilidad del colectivo, ya que, a finales de año, un 37,6% de ellos tenía un trabajo en la Comunidad. Un empleo que, además, viene marcado por la alta temporalidad contractual, que pasó del 53,7% en el primer semestre del año al 52,3% en diciembre. Una precariedad que es «mucho más» frecuente entre las mujeres jóvenes (56,8%) que entre los hombres de su misma edad (48,3%). En paralelo, más de la mitad de los jóvenes (51,2%) son inactivos laboralmente, aunque la mayoría estudiaba.
En todo caso, la participación laboral de la población joven castellano y leonesa apuntó una «leve» recuperación con el impacto de la pandemia, con una tasa de actividad que aumentó casi dos puntos entre el primer y segundo semestre de 2020, hasta el 48,8%. Pese a ese incremento, continúa por debajo de la media nacional, que se situó en el 52,2%. A ello se suma la subocupación (personas que trabajan menos horas de las que realizan otras en categorías similares), que se situó en el 17,8%), la sobrecualificación (46,5%) y la temporalidad que derivan en una «fragilidad» laboral.
La pandemia dificulta más la emancipación de los jóvenes - Foto: FS ICALExpectativas vitales
La presidenta del Consejo de la Juventud de Castilla y León, Sandra Ámez, aseguró durante la presentación que todo ello repercute en las expectativas y proyectos vitales de la población joven, conteniendo sus procesos de emancipación residencial a la espera de alcanzar una estabilidad laboral y económica. Además, mencionó que esa situación ha traído consigo un aumento de los problemas de salud mental. Añadió, según recogió la Agencia Ical, que tener un empleo no asegura, entre el colectivo juvenil, estar libre de caer en riesgo de pobreza o exclusión social. Esta tasa se situó en el 2019 en el 17,9% en Castilla y León, frente al 31,7% de la media nacional. Es decir, casi dos de cada diez jóvenes de la Comunidad está en riesgo de padecer la pobreza o la exclusión social.
Otro de los elementos diferenciadores de Castilla y León es la proporción de jóvenes con nivel formativo en estudios superiores que, pese a bajar un 3,4%, se situó en el 27,5%. Un porcentaje que es superior al conjunto de España. El observatorio también destaca que el saldo migratorio interautonómico negativo (-9,2 por cada mil personas residentes), pues en 2019 un total de 2.720 jóvenes abandonaron Castilla y León para trasladarse a otros lugares de España.
Por último, el Consejo alertó que la Comunidad ha perdido, desde 2010, población joven de manera «sistemática» por las emigraciones hacia otros territorios del país. Hasta el punto de que Castilla y León lidera el listado de comunidades con más población entre 16 y 34 que no reside en la misma provincia en la que nació. Así, resumió que la falta de una estabilidad en el empleo hace que el coste teórico del acceso a la vivienda libre resulte «inasumible» para el joven asalariado.