Como ocurre con cierta frecuencia, los temas reseñables se suceden y se agrupan en unas mismas fechas, por lo que es difícil llevar al día los temas que quiero reseñar. Bien es cierto que los temas de estas líneas, los que diviso desde 'Mi torre mudéjar', no son noticias al día, sino sensaciones, recuerdos y vivencias del que suscribe estas líneas, sin que tengan que estar sujetos a las fechas. Por esto mismo, hoy quiero retomar un tema que es tan nuestro, que despierta tantas sensaciones en muchos y en mí, también. Me quiero referir a unos actos que no hace tanto se celebraron en mi ciudad y que, aunque en su día se dio reseña puntual como noticia, obligadamente tengo que recogerlo desde un punto de vista más intimista, y porque además es uno de mis temas preferidos y del que atesoro interesantes vivencias.
El grupo de danzas y la rondalla de la Asociación de Folclore Entre-Ríos, que nos presentó la I Muestra de Folclore Ciudad de Arévalo, con gran éxito y participación. Es esta una formación ya muy bien cuajada, bajo la dirección de Diego Manso, con unas actuaciones que muestran la fortaleza y bien hacer de este grupo de personas apasionadas por nuestras danzas tradicionales castellanas, últimamente acompañados por su rondalla que está en periodo de formación y afianzamiento. También en ocasiones actúan al alimón acompañados de las dulzainas de otro grupo nuestro, las dulzainas y percusión o redoble de Armusinme. Un movimiento de cultura castellana que está aglutinando en su entorno a la gente inquieta y amante de estas músicas y ritmos tradicionales.
Les sigo de cerca desde el principio de su formación, porque es un tema que me apasiona, y por tanto puedo decir, sin necesidad de que me lo cuenten, que han progresado extraordinariamente.
Para iniciar esta Muestra de Folclore, el día anterior, viernes, se celebró una conferencia para ambientar ese acto, una magistral ponencia de Joaquín González-Herrero, el gran folclorista y discípulo de Agapito Marazuela, que tituló 'Agapito Marazuela o el despertar del alma Castellana'. Hacía mucho que no se llenaba la sala de conferencias de la Casa del concejo, de un público expectante que sabía lo que quería escuchar. Tran un semblante del maestro, su vida, sus aventuras y desventuras, y de recalcar la importancia de su legado cultural para la historia de la música castellana, recogida en su cancionero, imprescindible en la recuperación de nuestra música. También recordó con cariño los años que Agapito vivió en tierras abulenses, Pozanco y Villanueva, por lo que fue maestro de algunos de nuestros dulzaineros de la comarca. Finalizó el acto con unas piezas a la dulzaina, acompañado de su hijo Rodrigo y de otro padre y su hijo al redoble, Javier y David Senovilla… que interpretaron piezas claves de nuestra música, muy conocidas, como La Entradilla y otras, y al final una jota bailada por miembros de Entre-Ríos.
Y poco después he vivido otros dos acontecimientos, el Congreso de los Cronistas de España, del que ya he escrito, y más recientemente del Congreso de Cofradías y Hermandades de Nuestra Señora de las Angustias, que acaba de celebrarse y también de estos actos ha dado puntual noticia este Diario. Pero no puedo dejar la ocasión para recordar con mucho cariño las emociones que se han sucedido desde que un día de 2005 en que un puñado de personas de diversa procedencia nos reunimos en un encuentro en Úbeda. Un encuentro que pronto se convirtió en congreso de cofradías y hermandades de esta advocación mariana de origen medieval y, sin embargo, tan actual y difundido por todas las geografías. Y así, fue en Murcia la segunda cita y la consolidación de este acontecimiento devocional. Un tercero en Cuenca tomando fuerza y participación. Y un cuarto en Estepa, oloroso e intimista encuentro entre sabores de Navidad. Un quinto en Toledo con la solemnidad primada y creciendo. Un sexto en Zamora, con sabor a Semana Santa, la confirmación y normalización como un acto de religiosidad popular que aglutina en torno a la Señora a múltiples hijos esparcidos por ciudades españolas. Un séptimo en Granada, la emblemática ciudad de «la Señora que vive en la Carrera…», tan hermanada con Arévalo a través de nuestra reina universal Isabel, la devota que tanto extendió esta devoción. Siguió Valladolid, la octava, y la otra ciudad hermanada históricamente con Arévalo a través de la Virgen. Y hace unos días en Jerez, el noveno encuentro, otra hermandad potente y viva… muchas emociones y rezos a la misma Señora de Las Angustias.