La provincia de Ávila tiene una extensión de 804.872 hectáreas, de las que algo más del 68% son de uso forestal, mientras que en el conjunto del país este uso representa el 55% de la superficie total, posiblemente debido al escaso desarrollo tanto industrial como económico de la provincia de Ávila, donde el crecimiento urbanístico también es muy inferior al de otras zonas del país, incluso del entorno de nuestra comunidad autónoma.

En la última década, la superficie de uso forestal de la provincia de Ávila se ha incrementado un 4,5%, un «aumento ligado al monte arbolado, en detrimento del monte desarbolado, que ha disminuido en algo más de siete puntos», según revela el Cuarto Inventario Forestal Nacional, que actualiza el anterior, publicado en el año 2007, que es precisamente la referencia que toma el actual, publicado cada diez años por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para proporcionar información sobre los bosques y su evolución.

 Ese notable aumento del monte arbolado de la provincia de Ávila puede atribuirse a los efectos de la despoblación, principalmente la caída que en esta última década ha sufrido la actividad agroganadera, ya que terrenos que tradicionalmente eran aprovechados para el alimento del ganado han acabado por ser invadidos por la vegetación hasta el punto de que hoy crecen árboles y matorrales en fincas donde pastaba el ganado, de ahí que el uso de esos terrenos haya pasado a ser forestal. 

En cualquier caso, la superficie arbolada supone algo más del 51% del total forestal, siendo los encinares y los pinares los dos tipos de formación arbórea más abundante en territorio abulense con diferencia sobre las nueve restantes.

En pleno verano, con la provincia de Ávila en alto riesgo de incendios forestales debido a la ola de calor en la que estamos inmersos, quizá cobra más sentido que nunca poner cifras a nuestra riqueza forestal. Aquí lo hacemos hoy a través de un documento técnico de fiabilidad contrastada cuyos principales datos pueden ayudar a que la sociedad otorgue a nuestro patrimonial foresal el valor real que tiene a todos los niveles. 

El Cuarto Inventario Forestal Nacional ofrece una valoración económica de los servicios prestados por el medio forestal, que permite cuantificar en términos monetarios el incremento del bienstar que experimenta la sociedad gracias  a los mismos. Así, se determina el valor de los principales bienes y servicios que presta la naturaleza y que, sin embargo, habitualmente carecen de precio de mercado o cuyo precio refleja escasamente la función o servicio prestado, circunstancia que conduce al empleo de técnicas de economía ambiental para la definición de estos valores. En el caso de la provincia de Ávila, se estima que la superficie forestal tiene un valor anual de 280 millones de euros, de los que 223 millones procederían de la provisión de agua que aporta; 24.761 euros de la captura de carbono; casi 12.500 euros de la sedimentación evitada en embalses; 10.244 euros de la conservación de la diversidad biológica y 7.474 euros por producción de alimentos y materias primas, entre otros parámetros aplicados para calcularlo en el citado informe.

Más en concreto, en esa valoración está incluida la producción de madera, la de leña, la de piñones, la de corcho, la de pastos forestales, el agua para uso agrícola, para uso industiral, para uso doméstico y energético, así como el servicio recreativo, la caza deportiva o la caputra de carbono por el arbolado y por el matorral. 

En el caso del monte arbolado, que suma un valor anual de 133 millones de euros, la mayor aportación es la de los pinares de pinus pinaster, que suma 33,7 millones anuales; seguida de los casi 25 millones que aportan los melojares y los 19 millones de euros anuales en los que está valorada la aportación de los pinares puros de pino albar. Cabe reseñar que, pese a que los encinares son los que ocupan mayor superficie forestal, éstos se sitúan en el cuarto puesto en cuanto a valoración económica, siendo de algo más de 15 millones de euros al año. 

principales formaciones. Los encinares, como primera formación arbolada de la provincia de Ávila en cuanto a superficie, aparece desde cotas muy bajas hasta algo más de 1.400 metros, «estando presente de forma amplia en buena parte de la provincia, con extensas masas en la franja central, al norte de los ríos Adaja y Corneja, destacando en la zona sur en municipios como los de El Barco de Ávia o Sotillo de la Adrada», apunta el estudio, que subraya la encina como especie principal, que aporta alrededor del 95% de los pies mayores y menores, y el 90% del volumen con corteza. 

La segunda formación arbórea abulense en superficie son los pinares de pinus pinaster, que igual que ocurre con los encinares se distribuyen desde cotas muy bajas, como en el sur de Arévalo, hasta casi los 1.600 metros, concentrándose principalmente en el valle del Tiétar, en el Parque Regional de la Sierra de Gredos, además de en municipios como Las Navas del Marqués o El Tiemblo.

Los melojares constituyen la tercera formación arbolada de la provincia de Ávila en superficie, que de forma exclusiva se reparte por la mitad sur, ocupando buena parte del Parque Regional de la Sierra de Gredos, destacando las masas al sur del río Alberche y al oeste de Las Navas del Marqués. 

Y en cuarto lugar se encuentran las dehesas de quercus ilex, que se distribuyen por la franja central de la provincia, principalmente al oeste del río Almar y en el sur en el límite con Toledo, alrededor del río Tiétar, ocupando espacios entre los 200 metros y los 1.400 metros de altitud. 

Por su parte, los pinares de pino albar se encuentran en la mitad sur de la provincia, entre los cauces de los ríos Adaja y Alberche en la Sierra de la Paramera, así como al norte de Arenas de San Pedro. También destacan las masas al este de Las Navas del Marqués, siendo de las formaciones arbóreas que más altitud alcanza, ocupando zonas que van desde los mil metros hasta más de 1.800 metros. 

En cuanto a los pinares de pino piñonero, se encuentran localizados en tres enclaves: en el término de Sotillo de la Adrada, al noreste de El Tiemblo y en la zona de Arévalo, en el entorno del río Adaja.

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