La solidaridad tiene que ser siempre seña de identidad de las cofradías y así lo volvió a demostrar una vez más la Hermandad de la Estrella que organizó este sábado una comisa solidaria con patatas revolconas que fue todo un éxito. Al precio de siete euros y con también con una fila cero (tres euros) para quienes no pudieran acudir, se superaron las previsiones y se llegaron a repartir entre 150 y 160 raciones.
Emiliano Cuervo Santos, hermano mayor de la Estrella, contó que se prepararon unas 130 raciones para la gente que quería comer en hermandad en los salones parroquiales del ICM (Inmaculado Corazón de María). Pero a esas raciones hay que añadir otras 20 para las personas que decidieron llevarse la comida a su casa. Es decir, se consiguió un doble calor, el que llegaba de la propia comida y saber que se hacía una contribución social.
Todo transcurrió en un «ambiente cordial» y pudieron pasarlo bien, también con los asistentes de la Casa Grande de Martiherrero que era a quien iba destinado el dinero que se recaudara con esta acción. Con todos juntos se pasó un rato agradable en el que no solo se comió sino que participaron en un bingo y un sorteo de diferentes cosas, entre ellas una tarta de gominolas y piruetas, pero también de objetos que llegaban desde la propia Casa Grande y que fueron para quienes iban cantando línea o bingo entre la diversión de los asistentes.
Con esta cita lo que se demuestra, explica el hermano mayor, es que pueden cumplir con los fines de la hermandad que pasan por «la solidaridad y la caridad» como «objetivos que siempre se plantean». Es por ello que ya se llega a una quinta edición, siempre eligiendo a asociaciones que puedan necesitar su colaboración como en anteriores ocasiones ha sucedido con Respirávila, Hablamos o Aspace, entre otras.
Con el éxito de la que es la quinta edición de la comida solidaria ya se están planteando la cita para el próximo año para seguir contribuyendo a ayudar a la sociedad de la manera que ellos son capaces de hacerlo.