Tres religiosas colombianas, de entre 29 y 47 años, emitieron este sábado sus votos solemnes, dentro de la orden de San Agustín, en Madrigal de las Altas Torres, durante una emotiva ceremonia, que contó con la presencia de familiares y amigos de las tres protagonistas, que forman parte de una comunidad de una docena de religiosas.
De ellas, solo tres son españolas, de entre 85 y 97 años, mientras que las nueve restantes proceden de Colombia y son mucho más jóvenes, como las más de cien que, a través del Camino Neocatecumenal de aquel país, están contribuyendo a 'repoblar' los envejecidos conventos españoles, muchos de los cuales tienen que cerrar por esta causa y por la falta de vocaciones.
Por eso, el acto presidido por el obispo de Ávila, Jesús Rico, en la iglesia del monasterio de Santa María de Gracia, lugar de nacimiento de Isabel la Católica, cobró especial significado, ya que no suelen coincidir tres religiosas protagonizando una «Profesión Solemne», que lo habitual es que cuente solo con una.
Además, a finales de este año está previsto que una cuarta monja colombiana pase a integrar esta pequeña comunidad de doce religiosas, que ocupan la mitad de las 25 celdas con las que cuenta este histórico recinto que en 1476 albergó las Cortes, tras la proclamación de Isabel la Católica como reina de Castilla.
El ritual comenzó con una procesión encabezada por la veintena de sacerdotes concelebrantes, encabezados por Jesús Rico, y seguido por las tres protagonistas de una ceremonia cargada de símbolos, que se ha desarrollado en un templo abarrotado de fieles.
Entre ellos, los velos blancos que portaban las tres jóvenes religiosas, antes de ser sustituidos por los negros habituales de esta orden a la que han accedido definitivamente, después de llegar en 2017 y superar un periodo de preparación que ha pasado por un año de postulado, dos de noviciado y cinco de profesión simple.
Así, desembocaron en el emocionante momento en el que estas tres religiosas contribuyeron al mantenimiento de una comunidad caracterizada por el carisma agustiniano, que supone «vivir juntas», según explicó a EFE la priora del monasterio, Carola Andrea Díaz Cárdenas.
Respecto a que nueve monjas colombianas formen parte de dicha comunidad en la villa natal de Isabel la Católica, bajo cuyo reinado Cristóbal Colón descubrió América, la priora comenta que su presencia en esta villa de apenas 1.400 habitantes es «como volver a las raíces».
«Es devolver lo que nos han dado», argumentó Carola Andrea Díaz Cárdenas, que estuvo junto a sor Sandra Magdalena de Cristo Resucitado, sor Maciel de San José y sor María Isabel de la Santísima Trinidad, durante toda la ceremonia, que ha durado cerca de dos horas.
Las tres ocuparon un espacio en el presbiterio, mientras que el resto de sus hermanas asistían a la ceremonia desde los primeros asientos, junto a los familiares y amigos de las religiosas.
Mediada la ceremonia, se produjo la llamada y petición a las tres protagonistas, que respondieron diciendo: «Aquí estoy, Señor, tú me has llamado».
el rito de la profesión. «Queridas hermanas, ¿qué pedís a Dios y a su santa Iglesia?», preguntó el obispo de Ávila a las religiosas, que respondieron: «Servir a Jesucristo, nuestro Esposo, en la Orden de San Agustín y perseverar en nuestro santo propósito todos los días de nuestra vida».
El momento culminante de la ceremonia se produjo al llegar el denominado rito de la profesión, durante el cual las tres se 'desposaron' con la Iglesia, antes de que recibieran el anillo simbólico por parte del obispo de Ávila.
Sin embargo, el instante más emotivo de la ceremonia tuvo al finalizar la ceremonia, cuando las tres monjas se dirigieron al lugar en el que se encontraban sus familiares y amigos, fundiéndose en abrazos con todos ellos, sin poder evitar derramar lágrimas.