Tony Ríos lleva tantos años en Ávila como los que vivió en Perú. Media vida aquí. Tanto que realmente se siente un abulense más. No en vano, este empresario del fitness que acaba de estrenar la treintena llegó a la capital abulense siendo quinceañero para vivir con su padre, que tiempo atrás había dejado Perú para emigrar a España y que ya llevaba algún tiempo residiendo en esta ciudad. Recuerda que nada tenía que ver la capital abulense con Iquitos, la ciudad portuaria situada en la Amazonia peruana en la que vivía y donde sus habitantes se sienten prácticamente isleños teniendo en cuenta que hasta allí solo es posible llegar por agua o aire. «Es un lugar muy pobre y también peligroso», apunta Tony al hablar de la ciudad en la que vivió hasta comenzar la adolescencia y que abandonó para venir con su progenitor a Ávila, una ciudad en la que las oportunidades para estudiar eran «mucho mayores» que en su tierra, reconoce.
Al poco de llegar a Ávila, y gracias a la mujer de su padre, profesora de Educación Física, Tony descubrió el zumba sin ser consciente de que a partir de ese momento el ejercicio se convertiría en su profesión y en una forma de vida. A ese convencimiento y entrega por el ejercicio físico y el cuidado personal, que en su caso no implica solo la imagen sino también la salud, se sumó una enfermedad gastrointestinal que le llevó incluso a estar ingresado. A partir de ese momento cuidarse, por dentro y por fuera, se convirtió en un estilo de vida para él.
«Me gustaba el deporte pero nunca pensé que iba a vivir de ello», reconoce Tony que pronto empezó a dar clases de zumba por Ávila y la provincia, unas clases, reconoce, que pronto se empezaron a llenar de gente. Algo más tarde, y viendo que su futuro estaba en el deporte, se graduó como técnico superior en Acondicionamiento Físico lo que le llevó a empezar a trabajar en distintos gimnasios. También allí, reconoce, sus clases se llenaban lo que le convenció para poner algo por su cuenta. Así fue como abrió su primer centro de fitness en el polígono de Las Hervencias junto con su pareja, Yolanda Arribas, su gran apoyo en la vida y en el trabajo. Aquel centro se llamó Ay Vamos, Tony Ríos en alusión a lo mucho que este peruano anima y motiva a sus alumnos en las clases. El covid fue en su caso un punto de inflexión ya que al dejar de dar clases físicas empezó a ofrecer entrenamientos personalizados virtuales y vio que por ahí debía seguir. Los entrenamientos son de hecho a día de hoy la parte central de la actividad de 'Ay Vamos, tu Centro Fitness Personalizado', el gimnasio que abrió en la calle Río Cea de Las Hervencias, muy cerca de donde estaba su primer negocio.
«En Ávila soy uno más y he roto el mito de que aquí no se pueden hacer cosas», apunta este peruano de nacimiento y abulense de acogida que lo que más echa de menos de su tierra es la comida y platos como el tacacho con cecina, el arroz taufa y el ceviche.