Jesús Gascón, arquitecto e historiador, fue el ponente este jueves en el ciclo de conferencias organizado por UNED Ávila, una cita para ayudar al mejor conocimiento de la historia lejana y reciente de la ciudad de Ávila que él abordó desde la original perspectiva de hacerlo a través de las estatuas que de personajes históricos se reparten por sus calles.
Son 18 las estatuas instaladas en la capital a las que dedicó su ameno y original discurso Jesús Gascón, seis de ellas ofrecidas a su hija más ilustre, Teresa de Jesús, y las demás a San Juan de la Cruz, Adolfo Suárez, Isabel la Católica, Jimena Blázquez, Rubén Darío, Pablo Iglesias, San Pedro Bautista, Teresa de Jesús Jornet, Claudio Sánchez Albornoz (dos), Ángel Torres y Tomás Luis de Victoria. Esas encarnaciones en roca, metal u otros materiales de tan relevantes protagonistas del pasado, dijo el ponente dejándose llevar por el lirismo, bien «puede llevarnos a pensar que mientras la ciudad duerme, sus estatuas iluminan nuestros sueños».
De cada una de esas estatuas, siguiendo el orden cronológico del momento histórico en el que vivió cada personaje (comenzando por Jimena Blázquez), hizo el ponente una descripción y recordó su ubicación, para a continuación, en coherencia con su objetivo de que fuese «una conferencia divulgativa», trazar un perfil resumido de cada uno de esos protagonistas y comentar la relación que cada uno tiene con Ávila, en algún caso muy conocida, en otros menos y en alguno comentando que «no existe relación directa con la ciudad, como por ejemplo Pablo Iglesias y Teresa de Jesús Jornet».
A esa nómina de 18 estatuas podría sumarse una más en breve, dedicada al historiador abulense José Luis Gutiérrez Robledo, un busto que ha realizado Miguel Sobrino y que ha sido ofrecido al Ayuntamiento con la intención de que sea colocado en el paseo que lleva su nombre (el espacio peatonal que transcurre junto a la Muralla entre el paseo del Rastro y el atrio de San Isidro hasta su encuentro con la carretera de Burgohondo), por entender los promotores de esta iniciativa que «Ávila le debe un reconocimiento a este gran divulgador y defensor del patrimonio abulense».
Entrando al detalle, explicó el ponente que cada una de las seis estatuas dedicadas a Teresa de Jesús (dos en la plaza que lleva su nombre, una frente a la basílica de La Santa, otra junto al monasterio de la Encarnación, la que está frente a la sede de la UCAV y la inaugurada recientemente en la rotonda de la Avenida de Madrid frente a las escaleras de Julio Jiménez) «representa una cualidad del personaje representado, así por ejemplo la de la Encarnación es la monja andariega y la de la plaza de La Santa representa la humildad».
Del resto solamente hay una estatua, excepto de Claudio Sánchez-Albornoz que suman dos, una en la plaza que lleva su nombre y otra en el vestíbulo del Archivo Histórico Provincial.
Son 18 las estatuas ahora existentes, con esa posibilidad abierta de que en breve puedan ser 19, una cifra que bien puede aumentar porque, reflexionó Jesús Gascón, «hay personajes abulenses relevantes que no tienen esa representación en la calle y que bien podrían tenerla», una suma de homenajes a través de esa práctica de convertir en busto o estatua a los protagonistas de nuestra historia que bien tener lugar «cuando se vayan celebrando aniversarios o centenarios», y entre los cuales podría contarse Prisciliano, el primer obispo conocido de Ávila.
lectura teatralizada. El discurso de Jesús Gascón estuvo acompañado, para hacerlo más ameno, más plástico, por una performance que escenificaron cuatro alumnos de Pilar Rodríguez, consistente en recitar textos dedicados a cuatro de las importantes personajes que están representados en otras tantas de esas estatuas, las de Jimena Blázquez. Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Rubén Darío, además de hacer un guiño a la de Adolfo Suárez.
Magali Parra, que también se ha encargado de los ensayos por no poder estar en ellos Pilar Rodríguez, recitó los textos dedicados a Jimena Blázquez y Teresa de Jesús, Jim Díaz hizo lo propio con Juan de la Cruz y Emma García y Victoria Nedyalkova se encargaron del tiempo dedicado a Rubén Darío.