Madrileño, aunque muy vinculado a la provincia de Ávila, que visita con frecuencia y de donde procede su familia materna, Javier García Algarra es el director académico del centro universitario U-tad de Tecnología y Arte Digital. Ingeniero en Telecomunicación y doctor en Física de los Sistemas Complejos, además de doctor en Historia, fue responsable durante más de 20 años de analítica y reporting de la Operación de Servicios Globales del Grupo Telefónica y él como pocos conoce el proceso de transformación que desde hace unos años están realizando las empresas para incorporar a su día a día las nuevas tecnologías y cómo eso está dando lugar a nuevas profesiones cada vez más demandadas, y en muchos casos difíciles de cubrir por la falta de profesionales formados en esas áreas.
De un tiempo a esta parte la tecnología está dando pasos agigantados y las profesiones analógicas puras son cada vez menos. ¿Se está adaptando la universidad a esa nueva realidad?
Nuestro centro nació hace catorce años y nació de la necesidad de la industria, en concreto de la necesidad de formar a profesionales en el área de la animación, tanto para películas como para videojuegos. Después ha ido creciendo el área de diseño y también la de ingeniería, donde ofrecemos grados en ingeniería, matemáticas y física, siempre centrados en lo que es el mundo digital. Actualmente tenemos 2.300 alumnos, tanto de grados como de máster, y también tenemos un centro de Formación Profesional.
Son titulaciones que no solo tienen demanda en el mercado laboral sino que a priori resultan muy atractivas para los jóvenes porque es una generación de nativos digitales y están muy familiarizados con esos desarrollos tecnológicos.
Claro, el asunto es que el entretenimiento digital creció de una forma espectacular desde principios de este siglo pero, sin embargo, en España no era posible formarse en este área. Fuera de nuestro país, y en lugares como Estados Unidos, había grados en animación o videojuegos pero aquí era imposible. Fuimos los pioneros en ofrecer en España ese tipo de enseñanza universitaria oficial. Y, sí, realmente es una formación muy práctica, muy demandada por las empresas y con un gran éxito entre los estudiantes.
Nosotros fuimos pioneros también con el doble grado de Física Computacional e Ingeniería de Software porque también tenemos un área de ingeniería y ciencias muy potente, impulsado sobre todo por la demanda que hay ahora mismo. Temas como la inteligencia artificial, la simulación de sistemas digitales o gemelos digitales, tiene mucha demanda en la industria.
Intentamos formar a los profesionales que demanda la sociedad porque las empresas están pidiendo ese tipo de formación. La universidad tiene que detectar esas tendencias y crear los programas con tiempo para que cuando hagan falta esos profesionales éstos estén ya preparados
A los padres les suele preocupar que a la hora de elegir estudios sus hijos no solo elijan algo que les guste sino que tenga salidas profesionales. ¿En este tipo de estudios coinciden ambas cuestiones?
Son formaciones que luego dan lugar a titulaciones que se están demandando y de las que en muchos casos hay escasez de profesionales. Sin embargo, nosotros a los alumnos siempre les decimos que el que estén en las mejores condiciones de empleabilidad va a depender de ellos. El futuro se lo van a tener que ganar ellos. Por ejemplo, a un alumno con un doble grado en Matemática Computacional e Ingeniería de Software la empleabilidad no le preocupa porque sabe que se le van a rifar pero, luego ya, el trabajar en una determinada empresa, en un centro de investigación o en un estudio de Hollywood va a depender del esfuerzo que ponga. La empleabilidad es muy alta pero nosotros también les formamos desde el primer día para que sepan que el mundo exterior es muy competitivo y para que estén preparados para competir.
¿Qué habilidades, capacidades o base competencial tiene que tener un alumno que quiera estudiar una de esas titulaciones?
Muy variadas. Por ejemplo, en el campo de los videojuegos hay como tres grandes perfiles. Los diseñadores, que vienen a ser como los guionistas y que son los que diseñan la mecánica, los niveles, dificultad del juego y la narrativa. Después están los artistas de los videojuegos, que crean escenarios, personajes y estética y, por último, los ingenieros de videojuegos que son los que hacen que todo lo anterior cobre vida. Son perfiles muy diferentes, al ingeniero le debe gustar programar, mientras que los diseñadores diría que son alumnos a los que les gusta más la narrativa y escribir. Y los artistas son estudiantes a los que les gusta dibujar, con un perfil muy artístico.
Este tipo de titulaciones no solo resultan muy atractivas sino que también tienen poco paro, mucha demanda y otras ventajas como que permiten trabajar en remoto. Imagino que es importante analizar todo esto a la hora de escoger.
Dentro de lo que te gusta escoge algo que sepas que vas a poder trabajar en ello porque es muy frustrante estudiar un grado muy vocacional y luego no poder dedicarse a ello. El que unos estudios luego no tengan empleabilidad no depende tanto del área como del grado que se escoja.
Los padres que tenemos hijos que se acercan a esa disyuntiva de qué estudiar, ¿qué podemos hacer? ¿cómo podemos ayudarles, máxime teniendo en cuenta que en nuestra época la oferta universitaria era mucho más reducida?
Hay que ayudar a nuestros hijos a informarse; entrar en páginas web, enterarse de en qué consiste cada grado, qué es lo que se hace, cuáles son las salidas profesionales, qué claustro de profesores dan clase y luego recordarles que no se dejen guiar por las decisiones que tomen sus compañeros o por quererse quedar cerca de casa o, por lo contrario, por quererse ir. A veces ese tipo de decisiones son muy impulsivas. En U-tad hago miles de entrevistas de admisión al año y la mitad de ellos llegan con muchas dudas y no saben muy bien qué quieren hacer. Además, elegir estudios es la primera decisión adulta que tienen que tomar en su vida. Al final la familia puede aconsejar, pero la decisión es suya y eso les va a condicionar probablemente el resto de su vida. Por eso es importante que tengan información suficiente y personalidad para tomar la decisión que crean.
Una cosa que es muy importante y en la que los alumnos no suelen reparar es en el claustro de profesores, que es muy importante, y también en cuántos alumnos va a haber por grupo. Una clase con 25 compañeros no tiene nada que ver con una de 80. En U-tad los grupos son muy reducidos y una de nuestras especialidades es el acompañamiento al alumno.