Armando Bartolomé es un ganadero de Hernansancho que tiene una explotación con 443 ovejas que este año, al menos de momento, no contará con las ayudas de la PAC. Y es que la Dirección General de Política Agraria Comunitaria ha denegado a este ganadero la ayuda para producción sostenible de leche de oveja correspondiente al año 2023 por no cumplir «con el umbral mínimo establecido de producción de leche para la especie de ovino». Una resolución contra la que Armando no está de acuerdo y que ha recurrido por entender que es «irracional» que la administración no tenga en cuenta la leche que producen sus ovejas y que no se vende porque se utiliza para amamantar a los corderos recién nacidos.
De los 80 litros al año de leche que según la normativa de la PAC debe dar cada animal, la explotación de Armando solo ha vendido unos 20 litros lo que no significa, señala con evidente disgusto este ganadero, que sus ovejas no hayan dado más cantidad de leche. Y es que aparte de la leche que se entrega a una cooperativa, así como la que llega a una quesería, el resto de la leche que producen las ovejas de esta explotación de Hernansancho se dedica a la cría de corderos que durante «75 días aproximadamente» se alimentan de la leche de su madre, considerando este ganadero que de esta manera su «alimentación es más sana, ecológica y contribuye al bienestar tanto de la madre como del cordero».
Estima Bartolomé que cada cordero lechal se lleva al día unos 950 mililitros de leche, lo que para aquellos animales que se destetan a los 75 días supone 71,25 litros por cada lechal. Partiendo de estas cifras, apunta este ganadero que teniendo en cuenta que en su explotación, con 443 ovejas verificadas, se han vendido 303 corderos y dejado 20 hembras para reposición «323 animales habrían consumido leche para amamantarse, lo que supone unos 23.014 litros en total durante un año». Una cantidad, reconoce este ganadero, que «no puede justificarse con facturas de venta» pero que realmente producen las ovejas de su explotación donde se apuesta por este sistema de alimentación para los corderos, lo que supone también «menos consumo de productos elaborados como piensos y leches artificiales». «Esa leche también la da la madre», afirma este ganadero que lamenta que eso no se tenga en cuenta a la hora de contabilizar esa producción mínima que da derecho a las ayudas de la Política Agraria Comunitaria.
Por tanto, no solo niega este ganadero que las ovejas de su explotación no cumplan con el umbral mínimo establecido de producción de leche para la especie de ovino sino que cuestiona que alguien «desde la mesa de un despacho» pueda fijar una cantidad mínima de producción láctea por animal «sin tener en cuenta raza, alimentación, años del animal, si esta sano, cuántas hembras han parido ese año o manejo de la explotación».
«Nos deniegan la subvención de ovino de leche porque no hemos facturado la cantidad de leche que la administración marca que tenemos que vender», insiste este ganadero en cuya explotación se apuesta por «criar los corderos con la leche de la madre porque estamos convencidos de que el cordero se cría mejor, más sano, más natural, más ecológico y con mayor calidad de vida tanto para la oveja como la cría».
«Esta leche que mama el cordero, también da la oveja y, sin ninguna duda, hay que tenerla en cuenta», insiste en lo «surrealista e ilógico» que le parece que su explotación se quede fuera de estas ayudas solo porque esa leche, que sí se ha producido, no se ha vendido.
«Me resulta incoherente que en lugar de apoyar al que menos ingresos tiene, se le castigue negándole una subvención que es lo que hace que un ganadero pueda seguir adelante con mucho esfuerzo», lamenta Armando sin ocultar lo «defraudado» que se siente por un sistema de ayudas que califica de «irracional e incoherente» y que no hace más que empujar, dice, a que «cada día cierre una explotación».
«Nos hartamos de decir arraigo en el medio rural, continuidad y jóvenes en explotaciones o bienestar animal... Todo palabras vanas que lo que están haciendo es marcarnos, cargarnos de burocracia, de normas absurdas y de trámites que no aportan», afirma este ganadero al que la reforma de la PAC ha dejado fuera de unas ayudas con las que hasta ahora contaba debido, dice, a que la normativa establece un mínimo de 80 litros de producción láctea por oveja sin tener en cuenta que en explotaciones como la suya, donde se apuesta por una manera de crianza natural y ecológica, buena parte de esa leche se destina a amamantar a los corderos.
«explotación familiar». «La nuestra es una explotación familiar y es injusto totalmente que se nos trate como a una grande que tiene amamantadoras, donde se usa leche artificial y donde a los animales se les desteta nada más nacer», lamenta este ganadero que reprocha que quienes le deniegan esa ayuda «no se han molestado ni en saber cómo crío yo a mis corderos».