En el marco del Día Internacional del Trabajo Decente Cáritas Diocesana de Ávila quiso dar a conocer la labor que se viene realizando en el área de empleo para ayudar a los usuarios, casi medio millar en lo que va de año, a que consigan un puesto de trabajo normalizado y decente, lo que significa «un empleo adecuado para la persona adecuada» en ámbitos como el horario, la conciliación laboral y familiar o el salario. Hay veces que la meta se consigue. Jesús Gil, coordinador del Programa de Empleo de Cáritas, explicó que el trabajo con las 480 personas que han atendido hasta el mes de septiembre se ha reflejado en «160 empleos», un tercio del total. «El empleo está funcionando bien», aunque en muchos casos «son puestos temporales», lo que en algunos casos sigue dejando «dificultades y precariedad» porque «trabajadores pobres siguen existiendo», reconoció. «Si tuviéramos que subsistir con 800 euros, un hijo y un alquiler de 500 euros lo tendríamos complicado», reflexionó, pero estos casos existen y «están a nuestro lado», de ahí que desde instituciones como Cáritas «seguimos trabajando para que estas personas tengan los derechos adecuados».
Demanda, desde luego, existe. Jesús Gil comentó que este programa de empleo, lejos de perder fuelle, sigue «subiendo» en los últimos años, al haberse pasado de 560 usuarios en 2022 a 750 el año pasado, cuando el número de empleos materializados llegó a 242. Se trata de una inserción laboral del 32%, unas cifras similares a las de este año, no en vano se contabilizan 480 usuarios y 160 empleos, con un porcentaje del 33%.
El programa se centra en tres ejes principales, la orientación laboral, la formación y la intermediación, y aquí además de analizar las capacidades de cada persona para encaminarles a una salida u otra también están muy pendientes de las circunstancias cambiantes del mercado laboral. Ahora las formaciones se están dirigiendo especialmente a las operaciones básicas de almacén, carnicería/pescadería y camarera de piso de hoteles, al constatar que «existe mucha rotación en estos puestos», señaló Jesús Gil, quien aprovechó para lanzar un llamamiento a las empresas para que «colaboren» para poder «dar cabida a las personas que vamos formando».
En cuanto a la hostelería, el coordinador del programa reconoció que, «igual que hace 8 o 9 años fue un boom», hoy hay dificultades para encontrar camarero de cocina por «los horarios, que no son los mejores, las necesidades de conciliación y por los sueldos». Sobre las reivindicaciones por la jornada del Empleo Decente declaró que en su opinión «quedan muchos pasos» para que todo el mundo tenga ese ansiado empleo adecuado, algo que «tiene que ser una responsabilidad de empleadores y empleados, no se puede separar», dijo.
mujer, perfil mayoritario. Sobre el perfil de los usuarios del programa de empleo de Cáritas apuntó que el mayoritario es el de una mujer de entre 35 y 55 años, con una baja formación y extranjera, aunque hay otros muchos casos y situaciones. En el caso de las personas que llegan a Cáritas procedentes de otros países el idioma es clave, de ahí que se trabaje junto al Centro de Adultos parara tratar de mejorar este aspecto. En estos momentos «hay cuatro grupos de personas que están estudiando español», algo que se puede llevar a cabo, como otras muchas acciones, de la mano de los voluntarios, doce en la actualidad, que ponen su tiempo y sus conocimientos para ayudar a los demás.
Otra de las formaciones que están en marcha es las instalaciones de Cáritas es la de operaciones básicas de almacén para poder desenvolverse lo mejor posible en el ámbito de la logística, un curso que, además de orientarse al empleo por cuenta ajena, también capacita para el emprendimiento.