Le miro y veo a un firme defensor de la naturaleza, ¿me equivoco?
Llevo muchos años defendiendo la naturaleza, desde que empezó el grupo Cantueso, hace unos 40 años, y siempre me he caracterizado por luchar por ella y también por divulgar; es decir, no sólo reivindicar el cuidado del medio ambiente, sino también destacar su riqueza para que se le conozca mejor.
Porque si no conoces algo, mal puedes defenderlo.
Exactamente. De hecho, muchos gobiernos y dictaduras se basan en la ignorancia de la gente, puesto que cuanto más ignorante seas, cuanto menos conozcas, menos puedes reivindicar.
Cuando usted empezó en esto del ecologismo esa postura era casi una excepción y ahora está de moda, ¿cuándo era más efectivo luchar, entonces o ahora?
Pues hablando a nivel provincial, yo diría que entonces. Recuerdo que cuando Cantueso estaba en pleno apogeo muchas instituciones abulenses pensaban lo que iban a hacer ante la existencia de este grupo, porque cuando hacían las cosas mal las preparábamos bastante gordas, pero actualmente veo en Ávila un preocupante pasotismo entre la gente joven y que no hay ningún grupo como aquel que reivindique el cuidado de nuestra naturaleza… salvo lo que ha surgido en contra de las minas, que ha sido espontáneo y muy efectivo.
Imagino que ha tenido que escuchar muchas barbaridades de quienes miran hacia otro lado o hacia sus intereses propios.
Sí, he oído muchas barbaridades, y las sigo oyendo ahora de gente y grupos que niegan que exista el cambio climático, que afirman que el ecologismo es una patraña o, casi, que los pesticidas se pueden beber. Burradas de ese tipo se han oído desde siempre, y lo que es penoso y peligroso es que aún se sigan oyendo hoy, con toda la información de que disponemos.
Pero no me negará que los árboles nos ponen las calles y el campo perdidos de hojas en otoño, que dan cobijo a muchos bichos... vamos, que hay que acabar con todos ellos.
(Risas) Claro que sí, al menos eso es lo que parece que se piensa en Ávila, porque nos están cortando muchos de los árboles de la ciudad. Yo para Ávila reivindicaría una zona verde amplia, que es lo que tiene otras ciudades cercanas como Segovia, Salamanca o León, en las que disfrutan de una zona verde periférica muy amplia y muy bien cuidada, pero en Ávila no tenemos nada similar.
Y la provincia, ¿la tenemos también descuidada?
Sí, la provincia también tiene sus problemas. Veo que se sigue metiendo cemento en pleno campo y, lo más doloroso, el poco cuidado que existe con el agua, sobre todo con el río Adaja. Recuerdo que cuando yo era pequeño la gente se bañaba en el río en el Soto y que había una colonia de mejillones de agua muy cerca de San Segundo, y eso indicaba la pureza del agua, aunque luego más abajo se vertían las aguas residuales de la ciudad y mataban todo. Pero actualmente en el Adaja hay unas alcantarillas que cada vez que llueve vierten las aguas residuales al río y matan toda la vida durante un largo recorrido.
Hay quien dice que todos los ecologistas son unos alarmistas, pero usted defiende que se quedan cortos en sus advertencias.
Así lo creo, y así estamos comprobando que es. Recuerdo que ya hablábamos hace más de 30 años del cambio climático y la gente casi se reía de nosotros, y ahora vemos que es una realidad, que cada vez llueve menos pero cuando llueve es más intensamente, que cuesta saber cuándo es verano o cuándo invierno..., pero por desgracia hay mucha gente que sigue negándolo.
Además de defender la naturaleza usted también se ha pateado todo el territorio abulense para mostrarnos su riqueza, ¿diría que tenemos una provincia envidiable?
Sí, por supuesto. A pesar de todos los males que estoy mencionando, no somos catastrofistas. Ávila es una provincia envidiable porque es prácticamente una España en miniatura: tenemos desde las altas cumbres de Gredos, con los 2.500 metros de altura del Almanzor, hasta el Valle del Tiétar, que es una zona a 400 metros de altitud, tenemos todos los pisos bioclimáticos y especies únicas. Ávila es una provincia privilegiada, por fortuna la conozco bastante y me gusta mucho divulgar esa riqueza a través de los programas de la televisión y del periódico, pero siempre con la idea de divulgar para proteger.
Y seguro que conoce algún lugar especialmente interesante pero que mantiene en secreto para evitar riesgos.
Sí, alguno hay; y con ese fin de proteger ha habido ocasiones en las que no hemos querido hacer algún programa de televisión de algún lugar determinado porque consideramos que sería ponerlo en riesgo. Creo que tienes que divulgar cosas que no sean muy delicadas, porque el turismo masivo o el mal llamado 'turismo verde' a veces es nocivo. Si mucha gente se junta para ver una cosa delicada es posible que se la cargue.
¿El turismo mal entendido puede ser un grave daño colateral de la economía rural?
Sin duda, y lo estamos viendo, por ejemplo, en el Castañar de El Tiemblo, igual que hemos visto la necesidad de controlar el acceso a Gredos por la Plataforma. Tanto el 'turismo verde' o de naturaleza como el turismo en general hay que limitarlo un poco, porque de lo contrario puede provocar muchos daños.
¿La implicación de los abulenses es fundamental para conseguir la mejor protección posible?
Es fundamental, pero ocurre que los abulenses, como los castellanos en general, somos poco reivindicativos. Aquí en Ávila hemos hecho protestas por temas importantes, como por ejemplo la contaminación del agua, y nos juntábamos sólo 'cuatro' personas, pero luego venía el programa de televisión El juego de la Oca, que no nos aportaba nada, y se juntaban miles de personas alrededor de la Muralla.
¿Tirón de orejas?
No, simplemente pedir a los abulenses que se impliquen un poco más en la defensa de la naturaleza, que en realidad es vida, y que tengan conciencia de que si el medio ambiente está mal vamos a estar también mal nosotros.
¿Nuestros políticos están dando la talla, o también hay que darles un toque de atención?
Los políticos, salvo honrosas y escasas excepciones, no dan la talla, porque hoy dicen una cosa y pasado mañana dicen lo contrario. Hay algunos que sí que se implican, pero, como norma general, la labor de defensa necesaria del medio ambiente yo creo que está incluso retrocediendo, y no sólo en España, también vemos que en Europa se está dando marcha atrás en reivindicaciones y protecciones ambientales.
Desde cierta perspectiva, la despoblación de Ávila ayuda a mantener un poco mejor su medio ambiente, ¿qué triste, no?
Es triste, sí, porque sabemos que se puede conseguir repoblar la provincia, dar vida nueva a pueblos que hay semiabandonados, y con ello mantener el cuidado del medio ambiente. La naturaleza hay que cuidarla, pero también contando más con la gente que vive alrededor.
¿Está decepcionado después de tantos años de lucha?
Estoy un poco decepcionado, pero eso no quita para que siga trabajando y apoyando a grupos que siguen haciendo presión. Aunque nos puedan tachar de visionarios o de exagerados, yo animaría también a los abulenses a que luchen por la naturaleza, que no se conformen con verla y disfrutarla sino que si ven que algo se está haciendo mal lo denuncien o luchen por protegerlo.
¿Un ejemplo cercano?
El parque de El Soto, una estupenda zona verde al lado de Ávila que sufre muchos peligros en su conservación.
¿Qué le parece que cuando acabemos de hablar vayamos a encadenarnos a un árbol para reivindicar mayor cuidado con la naturaleza abulense?
(Risas). Pues me parecería muy bien, más que nada porque yo ya me he atado a algún árbol en señal de protesta, incluso hemos tenido a veces problemas serios por mantener esa actitud, pero es que la naturaleza parece que importa poco a muchos, y eso es muy preocupante.