A la actriz Aitana Sánchez Gijón la llevamos viendo en cine, teatro y televisión desde finales de los años 80 y siempre sus actuaciones tienen calidad, aunque muchos todavía la recuerden por su impecable trabajo en la miniserie televisiva de La Regenta, basada en el clásico de Leopoldo Alas Clarín. En el reciente estreno, Que nadie duerma, adaptación de la obra homónima de Juan José Millás, interpreta un papel secundario, pero trascendental.
¿Qué fue lo que más le llamó la atención cuando leyó el guion de este drama de soledad urbana?
Me interesó la peripecia vital del personaje que interpreta Malena Alterio, esa forma que tiene de reinventarse para iniciar una nueva vida. Me interesó también mi personaje de Roberta que, desde ese lugar aparentemente de amistad, no deja de ser un vampiro que acentúa esa soledad.
En esta película se plantea como los taxistas, como ocurre con la protagonista, se convierten a veces en confidentes de los pasajeros…
Sí, yo soy la primera que una vez que subo a un taxi y, si encuentro a una persona que escucha, establezco una conexión. O bien acabas haciendo terapia del taxista o al revés. Es una cuestión de ida y vuelta.
Es imposible no encontrar alguna similitud con Taxi driver, por aquello de que nuestra protagonista también se ve inmersa entre unos personajes que la utilizan…
De alguna forma, al verse esta taxista inmersa en el mundo teatral por las personas que la rodean, se ve manipulada y utilizada y juegan con la fragilidad que tiene todo ser humano al verse traicionado en la confianza que deposita en otros seres.
Supongo que en su mundo de la interpretación también se habrá sentido traicionada en alguna ocasión.
Yo creo que va más allá del tema de la traición, es un poco la esencia de la creación de una obra de arte, que se nutre de la realidad. Y esto plantea hasta que punto es lícito, donde está la frontera ética de vampirizar la vida real y a las personas que te rodean. A los escritores les pasa continuamente.
Toda la historia tiene un toque onírico que se presta a muchas interpretaciones. ¿Con cuál le gustaría que se quedase el espectador?
Es complicado, haríamos spoiler del film . Pero si podemos decir que esta mujer, por las relaciones que tiene con quienes suben a su taxi, advertimos que aunque es una persona aparentemente gris, sin embargo controla sexualmente con quien quiere estar, es muy poderosa.
¿Le ha divertido en esta película hacer una composición de un personaje, que físicamente tiene poco que ver con su imagen real?
Efectivamente en Que nadie duerma aparezco con el pelo rizado, con gafas, he intentado hacer un personaje distinto, que es a lo que nos dedicamos los actores. En el teatro he tenido más oportunidades de transformarme que en el cine.