Hablar de Pedro Bernardo es hablar de aceite y, sobre todo de higos. No en vano la ubicación geográfica de este término, y en este caso su altitud y el microclima de la zona, favorecen unas condiciones muy óptimas para la producción de unos higos «de piel fina y muy jugosos de comer», como apunta Luis Gómez Gozalo, presidente de la Cooperativa del Campo San Isidro Labrador de Pedro Bernardo, al hablar de un fruto que  venden, entre otros, a los supermercados de El Corte Inglés, Ahorra Más y Covirán así como a distribuidoras de frutos secos. Además, y desde hace siete años, esta cooperativa también elabora y vende productos delicatessen con los higos que recogen y entre los que destacan pastas de te, chocolate, mermeladas, bombones o licor. 

Junto con los higos, de los que Pedro Bernardo llegó a recoger 100.000 kilos al año, rondando ahora la producción los 30.000 kilos en las «campañas buenas», la aceituna es el otro producto que se recoge en esta cooperativa que cuenta con almazara donde se produce un aceite que en «el 80 por ciento» de los casos se destina a autoconsumo. «El principal problema es la caída de los productores», reconoce Gómez Gozalo, al hablar de cómo en las últimas décadas en este término, y en otros muchos, se han ido dejando de cuidar unos olivos que llegaron a producir hasta dos millones de kilos de aceitunas. «Cada año perdemos seis o siete productores y no hay relevo generacional», lamenta el presidente de esta cooperativa impulsora, junto con otras cinco de la zona, del proyecto DOAceite del Valle del Tiétar. 

«Es una cooperativa herencia de nuestros abuelos», destaca con orgullo Gómez Gozalo al hablar de una cooperativa que en 2020 cumplió 75 años y que quiere seguir el siendo motor del campo cucharero.