Lydia Jiménez no lo ve como un reconocimiento sino como un estímulo. Sin embargo, el aire que se respiraba en la iglesia de San Ignacio de Loyola este viernes era de premio y ella estaba en el centro tras haber sido distinguida con la condecoración 'Pro Ecclesia et Pontifice', que es concedida por el Papa y fue entregada por el nuncio apostólico Bernardito Cleopas Auza.
Lydia Jiménez es presidenta del Consejo Directivo de la UCAV, directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, y tienen una larga trayectoria dedicada al mundo de la evangelización a través de la educación. En este caso, la insignia otorgada por el Papa Francisco reconoce su trayectoria en las Cruzadas de Santa María dentro de un trabajo que fue alabado por el nuncio apostólico, que dijo que se trata de un homenaje «más que merecido» y que otorga «el Santo Padre, que conoce muy bien a Lydia». Destacó que es una distinción que va más allá de un acto en concreto sino que se lo merece «por toda una vida», lo que hace que sea «un reconocimiento aún más profundo, a una vida ejemplar» y con una distinción que se «concede a pocos» por la «gran importancia» que tiene para la Iglesia porque se trata de reconocer «la colaboración con el Santo Padre por el bien de la iglesia y de la sociedad en general».
La propia Lydia Jiménez no dejó pasar la oportunidad de demostrar su «intensa emoción» por el privilegio recibido, aunque dijo que, aunque es una distinción que no se considera merecida, cree que llega para «darme un impulso mayor a que siga gastando mi vida por la Iglesia, por la evangelización». Y tras esas palabras para ella está emplearse «a fondo por la educación» porque «es una de las formas a mi entender primordiales de evangelización». Así lo ve en el ejemplo que hay en Ávila con la Universidad Católica de Ávila nacida en el seno de la Iglesia y transferida al Instituto Secular Cruzadas de Santa María «para que sea un faro de pensamiento» no sólo en Castilla yLeón sino «que oxigene muchas ciudades de Europa y del mundo».
En el acto de entrega de la distinción, el obispo de Ávila, Jesús Rico, destacó de Lydia haber «dedicado toda su vida al servicio de la Iglesia» y hacerlo con virtudes como la sencillez. También se refirió a su «gran interés en hacer llegar a los jóvenes una formación integral en un trabajo desde «la discreción más absoluta» y con una «sencillez desbordante».
La cruz 'Pro Ecclesia et Pontifice' es una condecoración papal que se confiere a quienes hayan demostrado un largo y excepcional servicio a la Iglesia Católica al Papa. El diseño de la cruz actual proviene del papado de Pablo VI de modo que, en medio de la cruz, los apóstoles Pedro y Pablo están representados y los colores de la cinta son amarillo y blanco.
En el caso de Lydia Jiménez la recibió rodeada de representantes de la Iglesia y también del mundo institucional, político y social de Ávila.