«Abrazar el invierno canadiense es parte de la experiencia»

B.M
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La sotillana Conchy Pérez Almendro cuenta su experiencia viviendo en Canadá

«Abrazar el invierno canadiense es parte de la experiencia»

Conchy Pérez Almendro (37 años), nacida en Sotillo de la Adrada, ha encontrado su desarrollo laboral en Canadá, donde ejerce de directora financiera en una empresa del sector aeroespacial.

Ya hace 25 años que se trasladó a Madrid para estudiar y desarrollar su carrera profesional, aunque nunca ha perdido el vínculo con su tierra y conserva una segunda residencia en su pueblo. «Cada vez que puedo regreso para estar con los míos. Mis padres y mis mejores amigos siguen allí, por lo que siempre me siento muy conectada con Ávila», asegura.

Su vida dio un giro cuando, el 1 de octubre de 2024, se mudó a Canadá porque su empresa en España le ofreció la oportunidad de promocionar a directora financiera en una de las filiales del grupo, con sede en Ottawa. «Desde siempre había tenido el sueño de trabajar fuera de España, y pensaba que sería en Estados Unidos. Sin embargo, el destino me llevó a Canadá cuando menos lo esperaba», señala.

Fue una decisión que tomó con su marido y que estuvo facilitada por la predisposición de su empresa a facilitar la conciliación, lo que hizo posible que se mudaron ambos «con empleo y con la enorme ilusión de cumplir el sueño de vivir y trabajar fuera de España».

Asegura que la vida en Canadá es muy diferente a la de España. «Quizá más organizada y equilibrada, pero también de relaciones personales más distantes. Me ha sorprendido la amabilidad de la gente, la calidad de los servicios públicos, la seguridad y la diversidad cultural. Además, uno de los aspectos que más me ha impactado es el esfuerzo constante por parte de todos, entes públicos, empresas y particulares por promover la inclusión social. Se valora mucho la integración de todas las culturas, y eso se refleja tanto en la vida diaria como en el entorno laboral. Es una sociedad muy abierta y respetuosa con las diferencias», apunta.

En cuanto al clima, afirma que, aunque muchos dicen que los inviernos son largos y fríos, ella ha descubierto que «se pueden disfrutar mucho si te abrigas bien. Temía el frío, pero, con la ropa adecuada, los -20°C son bastante disfrutables. De hecho, los inviernos ofrecen una gran variedad de actividades al aire libre, y aprender a abrazar el invierno canadiense es parte de la experiencia». 

Sin duda, lo que sí ha sido más difícil de llevar es la lejanía de su familia y amigos. Además, la diferencia horaria, dificulta más la comunicación. «La gente aquí es muy amable, pero cuesta integrarse en grupos locales, y aunque hablo el idioma, las relaciones sociales son un poco diferentes a las que estaba acostumbrada en España», señala. Al otro lado de la moneda está que es «admirable» la «calidad de vida en este país, encaja con mi forma de ser y me hace fácil el día a día. Hay una organización impresionante en todos los ámbitos y un respeto por el medio ambiente que me encanta. La diversidad cultural y las oportunidades profesionales en Canadá son enormes. El mercado laboral es mucho más dinámico que en España, con una rotación de personal más habitual, lo que crea una mayor riqueza de perfiles y opiniones. Las empresas se esfuerzan mucho por cuidar el bienestar de sus empleados, lo que es muy positivo». 

Más allá de su rutina laboral, disfruta haciendo deporte o leyendo y, los fines de semana, practica deportes de invierno, los que solo habían visto en la tele. También hay tiempo «para cocinar ricas recetas españolas, que nos ayudan a llevar mejor la morriña».

Sobre una posible vuelta a España (no a corto plazo), todavía está por ver...  «La idea de la vuelta a España siempre está ahí, aunque quién sabe si el destino nos tiene preparadas nuevas aventuras en otros países», comenta.