En febrero saltaba la noticia y aunque en aquel momento la empresa no quiso confirmar lo que sin duda sería una buena nueva para Cebreros lo cierto es que, según ha podido saber este periódico, las obras para convertir el Palacio de El Quexigal en un hotel de lujo han dado el pistoletazo de salida. Aún habrá que esperar para que sean una realidad, pues el tiempo para el acondicionamiento se estima en dos años.Toda vez concluya esta actuación, que tiene asignado un presupuesto de 25 millones de euros, se prevé que genere nada menos que 180 empleos directos, a los que habrá que sumar los indirectos.
Son por tanto 24 meses de acondicionamiento de un entorno que no hay que olvidar que está declarado Bien de Interés Cultural y por ello la obra será «respetuosa», comprometen. Y es que la adecuación se atiene a lo edificado, es decir «no se acometerán actuaciones en zonas nuevas».
Diario de Ávila daba cuenta de esta iniciativa tres meses atrás, y en aquel momento las reacciones por parte de algunas administraciones no se hacían esperar, valorándolo como un proyecto con el que atraer un turismo de alto poder adquisitivo, con repercusión en el municipio, pero también en la provincia a nivel general. Todos los ingredientes para que las instituciones comprometieran su apoyo.
El Ayuntamiento de la localidad lo celebró entonces y entre otros, el presidente de la Diputación de Ávila,Carlos García, ponía en valor que el complejo hotelero llegara además de la mano de «la agroindustria y del mundo del vino» (en referencia a la empresa que lo promueve), motivo por el cual mostró su apoyo a éste y cualquier otro proyecto que focalizara la importancia que «tiene esta provincia dentro del mundo del turismo y dentro del mundo de la agroalimentación, con lo cual una valoración muy positiva», dijo entonces.
El lugar de El Quexigal, en cualquier caso es inigualable, por protección y por extensión y tras el proyecto no hay que olvidar el renombre de la empresa que lo va a materializar y que también es dueña de Bodegas Vega Sicilia. No estará sola pues para la ocasión se habla de su alianza con la cuarta cadena más grande del mundo, IHG (con más de 6.000 inmuebles en su haber). En cuanto a la finca El Quexigal que alberga el Palacio, que será el futuro hotel, es inmensa.El palacio del mismo nombre tiene el reconocimiento de BIC desde 1991 y esta actuación además viene a consolidarlo y protegerlo desde el respeto. Como BIC que es ha tenido que pasar en varias ocasiones por la Comisión Territorial de Patrimonio para poder actuar en él.
El nombre de la sociedad que está detrás de esta iniciativa es ElEnebro, a su vez dueña también de Vega Sicilia.En febrero, su gerente no quiso «ni confirmar ni desmentir la información» a Diario de Ávila pero hoy se confirma con ese pistoletazo de salida a las obras.
historia del entorno. La historia del lugar que se acondicionará es la de un palacio cebrereño que data de 1563 cuando fue construido como finca de recreo del rey Felipe II. Construidos hay 8.065 metros cuadrados pero la parcela es mucho mayor ya que además hay corrales, cocheras y graneros, entre otras muchas dependencias.
Es importante destacar que además de protección BIC sobre el edificio la finca está situada en Red Natura 2000 y hay otras figuras de protección porque en la zona habitan el águila imperial o la cigüeña negra. De ahí que el proyecto haya precisado declaración de impacto ambiental. Fue a finales de 2020 cuando recibió la declaración favorable para poder llevarlo a cabo, si bien la li-cencia al respecto data de un año atrás, de 2019. Con lo cual es un proyecto que viene de lejos y que ahora sí da pasos firmes. Recordar que el Boletín Oficial de Castilla y León publicó en diciembre de 2020 la resolución al respecto de El Quexigal.
Relataba el documento que se trata de una explotación agraria renacentista asociada al Monasterio de El Escorial, «cuyas edificaciones y parte de jardines y accesos son objeto del proyecto» recogía el boletín. A ella se accede por la AV-562, vía que conecta Cebreros con Robledo de Chavela y a unos 12 kilómetros de la localidad abulense. Para la reconversión en hotel hay que tener en cuenta «la singularidad de los edificios y necesidad de conservación de elementos constructivos originales».
'Hablaba' de 67 habitaciones con superficies que van de 40 a 80 metros cuadrados. 38 de esas habitaciones estarían en el propio palacio distribuidas en dos plantas y el resto en construcciones auxiliares pero localizadas en aquellos lugares con impacto mínimo y evitando la compartimentación de los edificios más antiguos.
Entonces en aquella declaración se planteaban tres ascensores en pro de la accesibilidad. La entrada principal del palacio sería el punto de acceso y bienvenida, como zona pública, habría lugares para la restauración con tres ambientes diferentes y se planificaba también un spa, y un espacio bautizado como Earth, un centro de interpretación en el acceso original a las bodegas y para recuperar el espíritu agrícola incluso para explicar el funcionamiento para diferentes cultivos. Gimnasio, zona de niños, bar... De cara a realizar la actuación se evaluaron diferentes alternativas y se eligió una que conllevaba medidas correctoras en el acondicionamiento de las instalaciones.
La línea roja que no se debía pasar era la de abrir nuevos caminos para el acceso, también que se dieran garantías para no afectar a recursos de agua y protección de la vegetación, de la fauna y un plan de autoprotección para incendios.