Virginia Rivas, una experiencia estética

P.R.
-

La pintora extremeña presenta por primera vez su obra en Ávila, concretamente en el Palacio Los Serrano, sede de la Fundación Ávila, donde se puede ver un recorrido por los cinco proyectos que ha realizado en los últimos siete años

La pintora realiza un recorrido para explicar su obra al público asistente a la inauguración de la muestra - Foto: David Castro

La joven pintora extremeña Virginia Rivas muestra en el Palacio Los Serrano, sede de la Fundación Ávila, sus cuadros de temática abstracta en la exposición 'Color In tempore', «una experiencia estética y visual» como define a su obra Beatriz Pereira, comisaria, gestora cultural y galerista, en la hoja de sala de la exposición.

La pintora señala que se trata de una exposición muy especial porque recoge los últimos siete años de su pintura en la que incluye los diferentes proyectos en los que ha trabajado en este tiempo. Trabaja sobre las fobias sociales, la música, la sinestesia... «A veces utilizo de repente la sintonía Wagner para ver como funcionan las experiencias musicales a través de la pintura. Es un recorrido por estos cinco proyectos que engloban siete años de pintura y de cómo mi paleta cromática, que es algo muy característico de mi trabajo, va cambiando a lo largo de este tiempo». Señala que comenzó con unos azules y unos grises muy potentes que marcan al inicio del 2016. Después atravesó una etapa de colores mucho más atmosférica, con una paleta mucho más suave, con los blancos y los colores pastel. Y de repente en el último proyecto, que recogen los espacios en blanco, vuelve a integrar el gris y el azul con fuerza y una potencia volviendo a sus inicios en el 2016. De esta manera presenta este recorrido temporal en esta muestra que se puede ver en el Palacio Los Serrano, donde se puede ver la trayectoria de esta pintora extremeña natural y residente en Hervás. Señala la artista que esa variedad cromática va un poco en la línea del momento vital en que se encuentre. «No es que esté tan relacionado con lo personal sino con lo que quiero abordar en ese momento». Señala que en el primer proyecto, que es sinestesia, que comienza a finales del 2015 trabajaba con la música y se guiaba por los sonidos. «Si trabajaba con bandas de rock parecía que los colores eran un poco más fuertes. Si el trabajo se realizaba con una música más cálida y atmosférica la paleta se envolvía de una forma más suave», aclara la autora. En el proyecto de variaciones, el último que ha hecho antes de los espacios de blanco, que se puede ver en la sala del Columpio, habla solamente del color y reconoce que se centró solo en cómo el color nos puede influir de una manera u otra en función de las emociones, nuestro contexto histórico, político. «Toda la connotación que puede tener el color me parece interesante para trabajar con él y aquí es donde mi paleta va variando en función de la investigación que llevo a cabo».

Vivir en Hervás es un lujo, reconocía la autora. «Además es un pueblo que acoge muy bien a la gente», señalaba con orgullo y reconocía que tiene mucha vida tanto cultural como turística. «Es un pueblo que siempre está activo y vivo. Por eso vivir aquí también me aporta. Pero además, aparte de lo que pueden aportar sus calles, su puente de hierro, el barrio judío… –Ahora es el otoño mágico de Hervás, por su espectacularidad de colores–, también aporta la gente, que le hace especial».