"A la cabeza a veces la viene bien relajarse un poco»

D. Casillas
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Juan Dávila, merecedor del premio Humorista del Año de los galardones La Alcazaba, ha conocido un enorme éxito con su espectáculo 'La capital del pecado'... que es posible que llegue a Ávila

"A la cabeza a veces la viene bien relajarse un poco» - Foto: ROMERO_DE_LUQUE___FOTOGRFIA

No había caído Juan Dávila, hasta la reciente concesión del premio Humorista del Año en los Galardones La Alcazaba, que es el suyo uno de los apellidos más 'notables' de la historia de la capital abulense –«será porque mi familia viene de Extremadura y nunca lo había relacionado con Ávila, aunque ahora que lo pienso no hubiese sido difícil hacerlo»–), y ese 'descubrimiento' hace que «la concesión de este premio, que me ha hecho muchísima ilusión, me haga un poco más».

Hablando con humor, que no de otra manera podemos hacerse tratándose de este galardón, ¿cree que lo merecía?

(Risas) Creo que sí, sin falsa modestia considero que me lo merezco..., en serio, no sé si lo merecía o no, pero me da una satisfacción especial que me lo concedan, y que lo hagan en Ávila.

¿Le hace ilusión un premio así?

Me hace mucha ilusión, de verdad, porque es el reconocimiento a un trabajo duro que ha conocido un éxito importante, y vengo a Ávila con muchas ganas para recibirlo.

Quien recibe estos premios se hace, de alguna manera, embajador de Ávila, ¿qué le parece ese 'compromiso' añadido al galardón?

Pues me parece muy bien, una idea muy original que, en mi caso, acepto con mucho gusto. Llevaré a cabo en la medida de lo posible esa tarea de ser embajador de Ávila… y con más empeño apellidándome Dávila, que parece que estaba predestinado a ello, que el destino de alguna manera me lo tenía preparado.

El premio es por el espectáculo La capital del pecado, con el que ha conseguido llenazos en Madrid y en otras muchas ciudades, no solo de España, ¿tiene pensado traerlo a Ávila?

Pues hemos pensado traer este espectáculo a la ciudad de Ávila. Estamos mirando a ver si puede ser posible, porque nos gustaría que pudiese representarse aquí.

¿Nos puede resumir la esencia de ese espectáculo, para ir abriendo boca para cuando lo traiga?

Pues lo primero que hay que decir es que La capital del pecado es un espectáculo muy gamberro, muy provocador, que de alguna manera es algo que nos hace falta en este tiempo.

Ha coincidido la crítica en decir que, además de muy divertido, es un espectáculo innovador. ¿Está de acuerdo?

De todo eso tiene algo, sí. La gente va al espectáculo a desinhibirse, a liberarse y a vivir el presente, a que surja lo que sea en el momento. Con lo que hemos pasado recientemente con la pandemia, y frente a un futuro que nos pintan gris, una obra como ésta creo que ayuda a superar esos miedos.

¿Invita también a pensar?

Puede ocurrir que en un espectáculo de humor si se apuesta por pensar mucho, por racionalizar el chiste, se corra el riesgo de cierto miedo a expresarse, y aunque yo apuesto, como decía antes, por que el público se desinhiba, en mi humor también hay una parte de reflexión.

Además, aunque yo haga un humor que es muy directo creo que también estamos ayudando a visibilizar a bastante gente que no tenía un lugar. No puede negarse que está muy bien el pensamiento crítico, la reflexión que viene de la mano del humor, pero como ya tenemos a la cabeza todo el día pensando creo que a veces la viene muy bien que se relaje un poco. Incluso a veces la cabeza es la que no te deja reírte de cosas que te reirías si no fuese porque tienes un prejuicio racional, y en esos casos viene bien un poquito de estar viviendo el momento y de reírnos todos de todo. 

Por cierto, ¿conoce la ciudad de Ávila?

La conozco un poco, seguro que menos de lo que merece una ciudad tan hermosa. Estuve aquí en una gala benéfica que hicimos hace unos diez años, y recuerdo que fue en un auditorio espectacular con capacidad para mil personas, que me han dicho que es el mismo en donde va a celebrarse la gala de La Alcazaba.