El siguiente paso, echarlos

A.S.G.
-

El Real Ávila debe dejar claro que en el Adolfo Suárez no hay sitio para los racistas

El siguiente paso, echarlos - Foto: Isabel García

Escuchó insultos Miguel de la Fuente de los suyos, de parte de su afición, mientras el Real Ávila perdía su partido ante el Bergantiños. Suerte que somos terceros. De estar peleando por la permanencia, donde se le presume estar a un equipo debutante en una categoría, quizás le hubieran querido tirar al pilón.Cuestión muy diferente fue lo que tuvo que escuchar Omar  Ouhdadi cuando, terminado el partido, ciertos aficionados del Real Ávila se dirigieron al jugador del Bergantiños al grito de «puto moro de mierda», recordándonos a todos que en esta sociedad aún existen 'personas' que entienden que la condición religiosa, el país de procedencia, la tendencia sexual  o el color de piel son suficientes motivos como para denigrar, insultar o perder el respeto que todos merecemos como personas.

Lo recogió el árbitro en el acta y se enfrentará el Real Ávila a una sanción como la que ya sufrió en 2022, cuando los gritos racistas contra Madou, delantero del Astorga, le costaron al Real Ávila 500 euros. Ya entonces le salió cara la 'broma'.Pudo ser peor, porque la horquilla de la sanción a la que se enfrentaba el club alcanzaba los 6.000 euros. Y recordemos que el reglamento impone la cuantía de la multa en función de la categoría.

Se enfrenta el Real Ávila a una nueva sanción pero, sobretodo, se enfrenta a un momento en el que demostrar su altura como club. Actuó con prontitud tras lo ocurrido. En la misma noche del domingo condenaba los insultos y se ponía a disposición de todas las partes ante lo ocurrido. Un buen primer paso.Ahora hay que dar el siguiente y no es otro que el de localizar a los autores –si se quiere saber, se sabe– y echarlos. No hay más camino. Debe dejar claro el Real Ávila que en el Adolfo Suárez no hay sitio para el racismo ni quienes lo promueven. Si nos creemos aquello de que el deporte son valores, demostrémoslo.