Diez de las quince procesiones programadas en Ávila, más el Viacrucis, se vieron afectadas de alguna manera por el mal tiempo, de manera que la Semana Santa de 2024 se recordará por los problemas para poder sacar a la calle los pasos que narran la Pasión de Jesús según lo previsto. Sin embargo, el fervor de muchos se mantuvo intacto y también la penitencia, de manera que la organización habla de una Semana Santa «diferente», que no mala. «No hay que lamentarlo, en general estamos satisfechos porque se preparó todo con devoción y tradición» y porque «la base del cofrade y del trabajo está ahí». Son palabras del presidente de la Junta de Semana Santa de Ávila, Jesús Manuel Jiménez, quien pese a todo quiso subrayar el lado positivo. «Lo importante es que el mundo cofrade está vivo y latente en Ávila, ya se saldrá el año que viene».
A la hora de hacer el repaso de la Semana Santa de Ávila quiso hacer una valoración de toda la Cuaresma en su conjunto, de manera que resaltó las más de 13.000 visitas a la exposición Otro Calvario, que «cumplió expectativas», y la participación en actos como el sermón, los pregones o las exposiciones. También quiso destacar el desarrollo de la primera parte de la Semana Santa, hasta el Martes Santo, cuando empezó la cascada de suspensiones y cambios de recorrido para tratar de garantizar al máximo la integridad de los pasos. En total «se vieron afectadas diez procesiones, más el Viacrucis, y se suspendieron seis» -Medinaceli, Miserere, Silencio, Batallas, Madrugada y Los Pasos-, repasaba el presidente de la Junta de Semana Santa, quien también quiso valorar la «expectación» de los devotos y del público, pese a las inclemencias meteorológicas, y el trabajo desarrollado para tener todas las procesiones preparadas por si el tiempo daba tregua.
Jesús Manuel Jiménez reconoció que no se recordaba una Semana Santa con tantas suspensiones. «Se habían quedado procesiones sin salir pero como algo puntual, no de manera tan generalizada como ha pasado este año», comentó, para añadir que, en general, el cofrade abulense se tomó esta circunstancia con «resignación», al llevar días pendiente de las previsiones. «Es una penitencia de otra manera, pero estamos satisfechos porque hay base para seguir trabajando», sentenció.