El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, reclamó la «unión política» de Europa y afirmó que la unión monetaria se hizo de forma imperfecta porque a la moneda común debía haberla acompañado «una unión fiscal y un tesoro común». No obstante, reconoció las dificultades de esa unidad política debido a que los factores de identidad son profundos en los estados miembros. Asimismo, Zapatero reseñó que, una vez superada la crisis, la próxima frontera será la «unión social».
El futuro de Europa centró buena parte del debate que el expresidente protagonizó junto al cardenal Antonio Cañizares con el que se clausuró la Escuela de Verano de la Universidad Católica de Ávila. Cañizares sostuvo que «los padres de Europa no querían sólo una relación económica» y por eso reivindicaron sus raíces cristianas y culturales. «Con economía sólo no habrá unificación de Europa», puntualizó, ya que precisamente son las concepciones económicas las que parecen estar enfrentando y distanciando a sus países.
Cañizares se preguntó «cuál es la ruta y el proyecto» de Europa y afirmó que «no hay futuro para Europa» si el desarrollo se produce «en contra del hombre». Criticó el relativismo del que adolece la sociedad actual, los problemas ecológicos que se derivan del progreso y pueden aplastar a la humanidad y apuntó el papel que la Iglesia debe desempeñar en esta circunstancia. Además puso en duda que pueda haber desarrollo humano «cuando la vida no es respetada, cuando la familia no es suficientemente protegida o cuando el paro está en niveles tan alarmantes». En este sentido, Cañizares reclamó empleo para los jóvenes, que constituyen el futuro de la sociedad y que a veces sufren injustas descalificaciones. Zapatero rechazó que estemos ante una generación perdida y señaló que la gran tarea que debe asumir Europa es la de la «recuperación de los jóvenes en relación con el empleo». Además, emitió un mensaje de esperanza alegando que tenemos la generación con más formación y potencial, además de ser «solidaria y participativa».
Iglesia-Estado. Zapatero tildó de «relación razonable» la mantenida entre la Iglesia y el Estado en España en los últimos 30 años. Así, indicó que se ha cumplido el principio de la autonomía plena del poder emanado del pueblo y esto no ha impedido la cooperación y el respeto al papel que la Iglesia representa en la sociedad. En tal sentido, el cardenal Cañizares reclamó que la Iglesia defiende valores que son «patrimonio de la humanidad, por lo que no los protege sólo como credo suyo».
El expresidente defendió que aunque el modelo de las democracias es aconfesional, la separación que debe establecerse entre ambas instituciones no es sinónimo de hostilidad. Zapatero explicó que es la aconfesionalidad del Estado la que permite garantizar la libertad religiosa, pero también reivindicó la influencia decisiva que el cristianismo ha ejercido en la historia. En tal sentido apeló al mandato constitucional de que los poderes públicos deben reconocer el sentimiento mayoritario y la cooperación con la Iglesia Católica y el resto de confesiones.
A esto el prelado añadió que toda sociedad, aunque sea enteramente laica, necesita de la afirmación de que hay valores no manipulables, que hay una «norma válida para todos» y que no se puede poner por encima de «realidades absolutas» si se quiere una sociedad en paz que respete a todas las personas.
ABUCHEADO
El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibió un prolongado abucheo a su llegada al Palacio de Congresos de Ávila donde iba a participar en el debate con el cardenal Antonio Cañizares sobre el humanismo en el siglo XXI, organizado por la Universidad Católica de Ávila y el diario ‘La Razón’.
A la entrada al lugar del encuentro, mientras que el prelado Antonio Cañizares recibía un cálido aplauso (conviene recordar que el excardenal de Toledo fue obispo en la diócesis abulense), Rodríguez Zapatero fue abucheado por gran parte del público.
El cardenal Cañizares pidió a los asistentes que les dejasen hablar a ambos porque, quienes no les respeten, no están en el lugar correcto.
«Pido que nos dejen hablar a los dos, quienes no nos dejen hablar a los dos, se han equivocado de lugar», indicó, al tiempo que remarcaba que «el humanismo exige respeto a las personas». Cañizares llegó al Palacio de Congresos con más de una hora de antelación al momento previsto para su inicio, las 12.00 horas, y que se cumplió con toda puntualidad.