Toni Ayala ya está a los mandos del Real Ávila.Desde el pasado martes, día en el que aterrizaba en la ciudad amurallada, se ponía manos a la obra en una jornada en la que no sólo fue presentado en sociedad, sino a su propia plantilla, con la que tomaba contacto en una misma tarde en la que se ponía el ‘mono de trabajo’. Ni había ni hay tiempo que perder. El equipo está en puestos de descenso –aunque a un punto de la salvación e incluso tres del decimotercer puesto, ahora ocupado por la Cebrereña– y el próximo domingo visitará el Adolfo Suárez la Gimnástica Segoviana. Uno de esos rivales que, más allá del paso de los años, siempre conviene vencer. Sin embargo el encargo a Toni Ayala va más allá del próximo domingo.Porque el entrenador canario viene con no pocos ‘deberes’ para cambiar un equipo que había entrado en una peligrosa dinámica. Cambiar la mentalidad del equipo, recuperar las buenas sensaciones, reconciliarse con la grada y encontrar el gol –no se puede hablar de recuperarlo porque no se ha llegado a tener– son algunas de las cuestiones que están sobre la mesa de un entrenador que en su presentación veía su llegada al Real Ávila como «una oportunidad». Pero lo cierto es que tiene más pintas de ser un reto. Y de los duros.
Cambiar el chip
«Lo primero que hay que hacer es recuperar la moral». Fue una de las primeras cuestiones que puso sobre la mesa el entrenador canario apenas había ‘aterrizado’ en Ávila y a las que hacía referencia en su primera aparición ante la prensa. Y es que tanto el saliente Borja Jiménez como el entrante Toni Ayala han sido conscientes desde el primer momento del bajo estado moral en el que se encuentra una plantilla que, psicológicamente, se encuentra muy tocada, y que ha dado muestras de ello a raíz de las derrotas ante La Granja y La Virgen del Camino, dos encuentros en los que el club había puesto especial interés –tras la victoria ante el Almazán esperaban que fuera el despegue del equipo en casa– y que finalmente se acabaron volviendo contra sí mismo. Tras el varapalo del Tordesillas –primera derrota en casa de la temporada– el equipo ya no se recuperó.
Salir del descenso
Urge salir de la zona baja. Dentro y fuera del vestuario son conscientes de que este Real Ávila, donde la juventud ha tomado protagonismo frente a la veteranía y la experiencia, no está capacitado para aguantar mucho tiempo en la zona baja, un lugar al que, precisamente, tenía miedo el club de que cayera el equipo y que, precisamente, se plasmó en la famosa reunión que el propio Juan Rodríguez ‘Juanito’ tuvo con el vestuario tras la derrota ante La Granja. Entonces ya se abordó esta cuestión y Toni Ayala reconoce que «este equipo no está acostumbrado a ello». No hay en la plantilla la experiencia suficiente como para moverse en la incomodidad, la tensión y la presión que suponen los puestos de descenso. Una ‘guillotina’ de la que conviene alejarse.
Constancia
Al menos en casa, el Real Ávila ha llegado a ofrecer buenos minutos de juego, pero no más allá de apenas una veintena. Porque ya sea por el plano físico o el mental lo cierto es que el Real Ávila no va más allá de los 20 minutos de buen juego. El Ávila arranca dominador pero termina los partidos sumido en las dudas. La falta de goles suele hacer mella en un equipo que a medida que pasaban los minutos no sabe si ‘lavar o guardar la ropa’. Ayala debe ser capaz de encontrar la constancia y la regularidad.
Consolidar un once
La falta de pretemporada hizo de la propia competición el campo de pruebas que todo equipo, y en cualquier temporada normal, se lleva a cabo en agosto. Un peaje que impidió a Borja Jiménez consolidar un once y una estructura básica partido tras partido. La salida y llegada de nuevas caras no ha ayudado a una tarea que ahora deberá repetir Toni Ayala, aunque en su caso el tiempo apremia mucho más.
Encontrar el gol
Con seis goles en doce partidos el equipo encarnado protagoniza la peor cifra realizadora en el grupo VIII. Cuando el máximo goleador es tu creador, Álex Rabadán, es que algo está ocurriendo. Falló el fichaje de Mouad –tuvo que marcharse por falta de visado– y Borja Bite abandonó el equipo sin saber lo que era hacer un gol más allá del que marcó ante el Unionistas fuera de la temporada regular. La llegada de Gus se espera que resuelva parte de un problema al que, a falta de la llegada de un nuevo ‘9’ –el club peina el mercado– Toni Ayala deberá encontrar una solución secundaria. Mirar a segunda línea, mejorar su aportación, parece imprescindible.
Reconciliación
Se acabó el culebrón Borja Jiménez y con ello se debería aplacar el rum-rum de una parte de la afición que nunca alcanzó la sintonía necesaria con el entrenador abulense. Llega Toni Ayala y lo hace con la mochila vacía de ‘pecados’. Los resultados del equipo y el juego que desarrolle debería ser, a partir de ahora, los que verdaderamente pongan el nivel de la exigencia al nuevo técnico.
Un fortín en casa
Un triunfo en casa –ante el Beroil Bupolsa– después de 12 jornadas disputadas, es demasiado poco para el Real Ávila, que de seis encuentros en el Adolfo Suárez ha empatado dos y perdido tres. Cifras otras temporadas impensables. Números que deben cambiar, mucho más en una campaña en la que hay que empezar a pensar en el Adolfo Suárez como la necesaria tabla de salvación. No deberán repetirse capítulos como la visita de La Granja, un equipo que llegaba sumido en la incertidumbre y se marchó con una bocanada de aire fresco.
Mayor solidez
El Real Ávila necesita mejorar sus cimientos. Si en ataque sufre para crear goles, en defensa las ocasiones que ha concedido le han penalizado como a pocos. Porque lo cierto es que el equipo encarnado ha recibido 12 goles –lejos de los 31 del Villa Simancas o los 24 de La Granja– pero le han costado muchos puntos. La llegada de Edu Cruz, nueva pareja en el centro de la defensa junto a Javi, el mejor jugador del equipo hasta la fecha, y la recuperación de Llorian, lastrado por las lesiones, deberían ser el punto de partida para un equipo que debe ser más rocoso de lo que es en todas sus líneas. Dejando a un lado la inquietud que supone, en muchos casos, las pocas apariciones de los rivales ante el marco abulense.
Su mejor versión
Necesita Toni Ayala recuperar la mejor versión de aquellos jugadores que apuntaron detalles que no han terminado de confirmar. Jugadores como Vitolo, Morilla, Kilian o Benji despertaron en sus primeras incursiones en el equipo unas expectativas que no han llegado a colmar con el paso de los encuentros. Sólo Rabadán –a la espera de la definitiva consolidación de Samu y Gus en el once– parece haber mantenido el tipo con el paso de las jornadas. Pero el trabajo no sólo estará entre los nuevos. En portería Darío no ha tenido el mejor arranque de curso posible. Iparraguirre tampoco a servido para dar la sensación de que supera lo que ofrece el abulense.
El ‘clásico’
Y sin apenas tiempo para comprobar su impronta en el equipo llega uno de los partidos más señalados de la temporada. Visita el Adolfo Suárez la Segoviana, que junto a la Cebrereña, es uno de los choques con más morbo de la temporada. Queda poco de los grandes duelos de antaño ante los segovianos, pero aún así el clásico sigue siendo el clásico. Y si un revolcón ante el eterno rival suele doler en exceso, vencerle tiene su valor añadido. Y en estas circunstancias quizás más.