El Real Ávila ya tiene lo que le faltaba y lo que, a juzgar por las palabras de su entrenador, le tenía algo preocupado. Ganar en casa se había convertido en el gran objetivo del cuadro encarnado para completar el magnífico arranque de temporada en el grupo I de la Segunda RFEF, y lo logró al tercer intento. Quizá lo hizo en el encuentro en el que menos superior se mostró ante su rival, porque si ante Langreo y Escobedo, contra los que empató y perdió, respectivamente, había merecido mejor resultado tanto por juego como por ocasiones, contra el Guijuelo el pasado domingo el encuentro fue tremendamente igualado y decantado por una jugada a balón parado.
La fortaleza defensiva, con un solo gol encajado en los seis partidos disputados, está permitiendo a los de Miguel de la Fuente mantenerse en la zona alta de la clasificación, lo que para un recién ascendido no deja de ser casi una hazaña. No obstante, el propio entrenador abulense se encargó tras la victoria ante los salmantinos de recordar que «el objetivo no es otro que la permanencia», poniendo incluso como ejemplo al equipo que acaba de derrotar en el día en el que cumplía su 50 aniversario.
Con la cuarta victoria en seis partidos, los abulenses empatan a puntos con el segundo clasificado, al que visitan la jornada que viene, en un duelo en el que el Ávila tiene mucho más que ganar que perder, lo que le permitirá salir al choque sin la presión que sí puede tener el Avilés, primero por ser local y segundo por tener más exigencia esta temporada que el conjunto encarnado.
Esa fortaleza defensiva es la que permite al Ávila rentabilizar al máximo los tantos anotados, que son pocos, 5 en 6 partidos, los mismo por ejemplo que tienen los 5 últimos clasificados, pero cada tanto abulense prácticamente vale tres puntos. De hecho, no hay ningún equipo de los 17 restantes del grupo I que haya marcado menos goles que los encarnados, un apartado a mejorar en caso de empeorar en defensa.