Entrenador «por amor al arte», porque le gusta, porque en su interior tiene la sensación de que a través del fútbol puede aportar y dar un valor añadido a la ciudad. Ismael Inthirath lo hace desde el banquillo del Popular Rayo Abulense. Lo hace convencido. «El fútbol también sirve para hacer ciudad, para dar ese sentimiento de arraigo, para ofrecer a los jóvenes una oportunidad de hacer deporte, de un ocio saludable».
Actualmente trabajador en Correos. En lo laboral ha encontrado esa estabilidad que tantos jóvenes buscan y tan pocos encuentran. «Como tantos jóvenes de mi generación he tenido que trabajar de lo que iba saliendo». Porque cuando salió de la universidad se dio de bruces con esa realidad de trabajos precarios. De lo suyo –estudio Historia y se sacó el Máster de Profesorado– nada de nada. «Fue una carrera que me abrió mucho la mente, me dio sentido crítico, me puso en contacto con mucha gente pero cuando acabó la universidad, como tantos, me vi en esa crisis existencial de la falta de salidas, de oportunidades».
Aquello es su pasado. Su presente es el Popular Rayo Abulense. En los banquillos comenzó con 20 años en el fútbol base juntoPabloGarcía, uno de sus compañeros en ese último Zona Norte de Liga Nacional Juvenil que entrenaba Luismi. Le echó el anzuelo David González 'Chero', que buscaba crear un equipo con el que dar salida a los chicos de Ávila. Eran los inicios de un Popular Rayo Abulense que desde el Pedro Pascual –Liga Pinturas Pinpocho– saltó a la Provincial y hoy compite en la Regional.
En ese banquillo se siente «realizado dando la oportunidad a chavales de Ávila» bajo el paraguas de una idea, «el fútbol genera arraigo, hace ciudad, es un elemento de cohesión interesante». Quizás por eso no mira más allá en esto de los banquillos a ese fútbol formativo. «Me gusta mucho el fútbol base.No me planteo más allá». No es la ambición de alcanzar cotas altas lo que le mueve, sino la formación. Se mira en esos entrenadores de toda la vida, de los de casa, «como Chuchi García», de los que dedican de manera altruista su tiempo a este deporte sin más pretensiones que ver a sus jugadores crecer. «Cuando ves el crecimiento de un futbolista te aporta un sentimiento de satisfacción, ver que tu trabajo, lo que le estas aportando, está sirviendo de algo». En ocasiones no es sencillo. «Esos momentos de derrota en los que únicamente te llaman tus padres ...» confiesa. «Son momentos que hay que saber gestionar».