Rodrigo García y Alison Trujillo son un ejemplo de esa juventud que se está volcando con lo ocurrido en Valencia, demostrando que los jóvenes, a los que tantas veces se les define como carentes de valores, son solidarios, comprometidos y sensibles. Y es que a falta de una esta pareja de Cantiveros ya ha viajado en dos ocasiones al levante español para echar una mano a los afectados por la DANA. «Sentíamos que teníamos que ir a ayudar», cuenta él, de 23 años, al hablar de la motivación que les ha llevado ya a viajar dos veces a limpiar lodo y barro de las zonas afectadas por las inundaciones incluso dejando a su hijo, de año y medio, al cuidado de familiares. De hecho, imaginar a su pequeño en un escenario de tanta devastación es una de las cosas que más ha impactado a esta pareja a quien la imagen de niños jugando de forma inocente en los parques, ajenos a lo ocurrido, se les ha quedado grabada en la retina. «La inocencia de los niños es muy buena», apunta Rodrigo recordando lo que han encontrado en la zona cero de la catástrofe.
El primer viaje que esta pareja de 23 y 20 años realizó a Valencia fue a principios de la pasada semana y este fin de semana regresaron otra vez. En ambas ocasiones Rodrigo y Alison han acompañado sus ganas de ayudar con las donaciones realizadas por sus vecinos de Cantiveros, que han cargado su coche de alimentos, productos de limpieza y agua para los afectados por la tragedia.
La primera parada de esta pareja en el primer viaje fue Algamesí, uno de los pueblos a los que, dicen, menos voluntarios habían acudido hasta entonces. «Es muy fuerte. Ver aquello da mucha impresión», recuerda Rodrigo la sensación que les causó ver cómo había quedado este municipio tras las inundaciones. De hecho, durante su primer viaje ellos estuvieron allí, ayudando a limpiar la casa de un matrimonio mayor, un primer piso «completamente destrozado» donde el agua había superado el metro y medio. «Los del bajo lo habían perdido todo», dice este joven de Cantiveros al hablar de los importantes daños materiales que, sin contar las pérdidas personales, ha dejado la tragedia. «Estábamos bajando enseres de la vivienda cuando la UME nos echó de allí tras encontrar cuatro cuerpos en esa calle debajo de unos coches», cuenta Rodrigo por qué decidieron regresar a Ávila para volver nuevamente a Valencia el pasado viernes. También en esta segunda ocasión lo hicieron cargados de donativos de sus vecinos para los afectados por la tragedia si bien, dice, ahora mismo «ya no se necesita comida y lo que hace falta sobre todo son productos de limpieza».
La generosidad que jóvenes como Rodrigo y Alison están demostrando con los afectados por esta catástrofe natural está teniendo la misma respuesta por parte de los vecinos de los pueblos asolados que cuidan a los voluntarios para que, dentro de la situación, no les falte de nada. «Nos dijeron que nos quedáramos a dormir allí, en un pabellón, y nos han dado de comer», cuenta Rodrigo eternamente agradecido al trato recibido por personas que pese a haberlo perdido todo están compartiendo lo poco que les queda.
«Limpiar barro». La segunda parada de Rodrigo y Alison, que ya están de vuelta en Cantiveros para poder cuidar de su hijo, fue Catarroja, uno de los pueblos más afectados por las inundaciones y donde durante los días que estuvieron se dedicaron a «limpiar barro» del garaje de un edificio de viviendas que había estado completamente anegado.
«Llegamos, nos pusimos las botas, cogimos un cubo y preguntamos qué podíamos hacer», cuenta este joven abulense la forma completamente improvisada en la que los voluntarios se organizan a la hora de llevar a cabo estas tareas de limpieza que en su caso realizaron en la zona vieja de Catarroja, donde el agua causó los mayores estragos.