Viendo como había transcurrido la tarde todo hacía pensar que la procesión del Santísimo Cristo de las Batallas, que tenía que salir a las 23,00 horas de San Pedro, se iba a suspender. Y así sucedió. Minutos antes de la hora de salida en el interior del templo los rumores corrían mientras los hermanos se seguían preparando y la imagen nueva del Cristo de las Batallas esperaba, con las velas encendidas, frente a la puerta cerrada.
Entonces llegó el momento en el que se anunciaba la suspensión por las inclemencias del tiempo, aunque se decía que había que esperar para ver qué sucedía con la de las 2,00 horas, la segunda de la misma hermandad y que debía llevar la talla antigua. Tras el anuncio se dedicó un tiempo al silencio y a la oración, terminando con el Padrenuestro antes de que se abrieran las puertas de San Pedro para acercar la imagen del Cristo de las Batallas a la misma y que la gente que estaba esperando en el exterior, más de la esperada con el tiempo que hacía, al menos pudiera contemplarla. Tras los aplausos la talla volvió al interior y las puertas se cerraron.