La exposición que reúne las obras seleccionadas y galardonadas en el XIII Premio de Arquitectura y Urbanismo de Castilla y León 2022-2023, que está recorriendo la Comunidad Autónoma con la particularidad de hacerse un poco diferente en cada provincia para destacar un poco más los valores propios, ha llegado al Colegio de Arquitectos de Ávila (calle Brieva), donde podrá verse hasta el día 27 de diciembre.
Esta muestra reúne esos proyectos reconocidos por su calidad, originalidad y otros valores en un conjunto de 26 paneles, en los que caben no solamente los ganadores en cada una de las categorías (Vivienda unifamiliar, Vivienda colectiva, Otros edificios de nueva planta, Obras de restauración y rehabilitación, Diseño de espacios interiores, Diseño de espacios urbanos de jardinería y paisajismo, Trabajos de arquitectos de Coacyle/Coal fuera de nuestra comunidad, planteamiento urbanístico y ámbitos de rehabilitación, Regeneración y renovación y urbana y Otros campos de actividad de los arquitectos) sino también los diferentes accésits otorgados.
Ángel Rodríguez, miembro de la Junta Directiva del Colegio de Arquitectos, explicó a Diario de Ávila que, en buena lógica, aquí han querido dar protagonismo a los proyectos que se presentaron desde la provincia de Ávila a este Premio, de periodicidad bienal, que en esta ocasión fueron cuatro de entre un total de 136 propuestas aspirantes, ninguno de los cuales consiguió ningún reconocimiento.
proyectos abulenses. Uno de ellos, detalló, es el de una vivienda en Las Hervencias, el otro es la restauración de la iglesia de la localidad de Adanero, un tercero es el acondicionamiento del hotel La Mira de Gredos y el cuarto la rehabilitación de una vivienda en Narrillos de San Leonardo.
Esta exposición, que Ángel Hernández aseguró que es de interés para el público en general y no solamente para el sector más cercano a la arquitectura, tiene entre sus varios atractivos el de ser «un espejo muy bueno de cómo va evolucionando la sociedad en el campo de la arquitectura y el urbanismo, donde puede verse que van cambiando las estéticas y las consideraciones para abrirse a nuevas apuestas, como por ejemplo la de la sostenibilidad o la integración del pasado con el presente».
Por todo ello, esta exposición que «demuestra que la arquitectura está muy viva no le va a resultar indiferente a nadie», porque en ella se descubrirán nuevas formas de abordar el mundo de la arquitectura en la que caben, por ejemplo, «las posibilidades que ofrecen los edificios abandonados, una decadencia que a veces sólo percibimos con interés en los monumentos históricos pero que también se nota en construcciones modernas que fueron bellas o útiles en su momento pero que se van degradando, y con sus musgos, sus líquenes y el deterioro de sus materiales muestran un interesante proceso de vida».
Recordó Ángel Hernández que «la arquitectura es una de las Bellas Artes, la primera que se reconoció como tal», y por eso es muy interesante ir descubriendo como el hombre ha ido trabajando en «la adecuación del entorno en el que vive, tanto el espacio físico construido como el medioambiental. La actuación del hombre para elegir dónde vivir siempre va acompañada de construcciones que se van adecuando y que juegan con la luz, con el confort, todo eso va cambiando a lo largo del tiempo y eso es algo que puede descubrirse viendo esa evolución».