Un año más, y sin faltar a la tradición, Ávila y los abulenses fueron este viernes 1 de noviembre fieles a su cita con la festividad de Todos los Santos. Cientos de personas se acercaron a lo largo de la jornada a las instalaciones del cementerio municipal, abierto desde primera hora de la mañana para recibir a aquellos que querían honrar con su presencia la memoria de sus difuntos.
La jornada amanecía gris y lluviosa, por lo que las primeras visitas al camposanto estuvieron marcadas por la presencia de paraguas que poco a poco, eso sí, fueron desapareciendo del panorama, dejando paso a un tímido sol, presente, sobre todo, en las horas centrales del día.
Era entonces cuando se registraba una mayor afluencia de público, tanto en el interior del cementerio como en sus inmediaciones, donde el Ayuntamiento desplegó hasta 500 plazas de aparcamiento para facilitar a los visitantes su acceso.
Esas plazas de aparcamiento se habilitaron utilizando un carril, en ambos sentidos, de la travesíade Antonio Álvarez, entre las glorietas de paseo del Cementerio y de la circunvalación. Y a las mismas se sumaban, además, las ubicadas en el crematorio, así como las existentes en el estacionamiento del polígono de Las Hervencias, entre el paseo del Cementerio y la calle del Río Eresma, por lo que, en conjunto, se dispuso durante toda la jornada de cerca de 600 plazas de estacionamiento en la zona.
Agentes de la Policía Local se encargaron de controlar durante todo el día el constante tráfico en la zona. Un tráfico al que se sumaron, por cierto, los vehículos del servicio especial de autobús urbano puesto en marcha entre el barrio de San Nicolás y el cementerio. Con intervalos de media hora, los autobuses realizaron una treintena de paradas, con el fin de facilitar la llegada al camposanto de los abulenses.
Pero con independencia de si habían acudido en coche, en autobús o caminando (modalidad que, por cierto, también eligió un buen número de personas), los que este viernes se acercaron al cementerio compartían algo: el deseo de recordar con su presencia y con las flores que poco a poco fueron llenando de color el gris de las lápidas a sus seres queridos.
Para localizarles, algunos de ellos requirieron al servicio de búsqueda de enterramientos que manejan los empleados municipales, que confirmaban a este diario la normalidad con la que se estaba desarrollando el día.
mensaje del obispo. Y coincidiendo con la solemnidad de Todos los Santos, el obispo de Ávila, JesúsRicoGarcía, hacía llegar este viernes un mensaje en el que recordaba cómo todos los bautizados están llamados a la santidad puesto que, decía, «todos los bautizados somos hijos de Dios y copartícipes de su naturaleza divina y por esto realmente santos», y que la santidad no es «algo extraño fuera de lo común».
En el texto, RicoGarcía apuntaba a las Bienaventuranzas como la mejor manera de entender la llamada a la santidad. «Jesús explicó con toda sencillez que es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas que proclamamos en el Evangelio de este día. Son como el carnet de identidad del cristiano. En ellas se dibuja el rostro del Maestro que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas».
Una forma de vida que, recordaba el prelado, «va contracorriente de lo que se quiere y se vive normalmente en nuestra sociedad. No son algo liviano o superficial. Sólo podemos vivirlas si el Espíritu no se invade con toda su potencia y no es libera de la debilidad del egoísmo de la comodidad del orgullo».
Y terminaba Rico García animándonos a dar gracias a Dios «por tantos hombres y mujeres que han sido para nosotros ejemplo de vida, algunos conocidos por nosotros, pero todos son un estímulo para proseguir con coraje nuestro camino cristiano. Ellos nos muestran que es posible las enseñanzas de Jesús. Nos enseñan el camino que conduce a la vida. Pidamos al Señor que nos ayude a ser fieles al proyecto de vida que nos propone Jesús».