Hubo unos años, no hace tantos, en los que cuando los abulenses viajábamos fuera de Ávila éramos capaces de identificar cuántos paisanos se encontraban en el mismo destino que nosotros. Era tan fácil como encontrarse por la calle de esa ciudad, aparcado o circulando, con un coche cuya matrícula empezaba por AV, unas iniciales a las que seguían una combinación de cuatro números y una letra que ya no nos aportaban tanta información. Por ese mismo procedimiento también éramos capaces de saber si el coche que nos precedía en la autopista era de Burgos o que madrileño tenía que ser el que nos acababa de adelantar. Eso también daba lugar, asegura la leyenda, a que por ejemplo los madrileños aparcaran temerosos en calles de Barcelona, o a la inversa. Y es que esas iniciales provinciales nos daban muchas pistas sobre la procedencia del propietario de ese vehículo, o al menos del lugar en el que ese coche había sido matriculado.
Sin embargo esa valiosa información que nos permitía localizar paisanos más allá de nuestras fronteras provinciales fue diluyéndose poco a poco a raíz de la entrada en vigor del nuevo sistema de matriculación. Fue a partir del 18 de septiembre del 2000 cuando las nuevas matrículas pasaron a llevar una combinación de cuatro cifras y tres letras, acompañadas de la E de España sobre una banda vertical azul con el símbolo comunitario. Con este sistema España intentaba promover entre los conductores un sentimiento de pertenencia a Europa que acabó con el modelo de matrículas provinciales y con la habilidad de los españoles para saber si el vehículo aparcado junto al suyo era oscense, valenciano, murciano o coruñés.
Las placas 'europeas', que empezaron a circular por las carreteras en septiembre de 2000 con la combinación BBB fueron ganando poco a poco terreno a las matrículas de provincias que pese a estar en extinción aún pueden verse con cierta frecuencia a pesar de que las matrículas nuevas en estos momentos ya han alcanzado las letras MLR. No en vano, pese a que han pasado ya más de 23 años desde que se implantara el nuevo sistema de matriculación todavía circulan por las carreteras españolas cerca de cinco millones de coches con matrículas con código provincial, según el informe 'La posventa en verde del VO' de Solera. De ellos, más de 260.000 corresponden a Castilla y León y 16.024 a la provincia de Ávila.
El Citröen Xantia de José Antonio es uno de los coches que presumen en su matrícula de abulenses. Este vehículo fue matriculado en 1998 y está, por tanto, a punto de cumplir 25 años, explica su propietario que se lo compró a su vez a su hermano hace ya más de una década buscado un coche con el que moverse por Ávila. Es más, este viernes José Antonio tenía cita para pasar la ITV a su coche y confiaba en que, como hasta ahora, lo hiciera sin problemas porque pese a su antigüedad es un coche que «duerme en garaje y está bien cuidado», reconoce su dueño que suele utilizar este vehículo para desplazarse por ciudad ya que para viajes más largos dispone de otro coche más nuevo y más europeo, al menos en su matrícula.
Acostumbrados a la lectura del parque por la etiqueta, Solera ha analizado la antigüedad del mismo por matrícula, lo que genera un mayor nivel de precisión sobre cuán viejo (o nuevo) es el vehículo que tenemos enfrente. Y es, precisamente, la matrícula con código provincial la más habitual en España. Eso sí, aunque los coches con matrícula con código provincial son los más numerosos, no son los más frecuentes para el taller, como se afirma en este estudio donde se apunta que únicamente suponen «el 13 por ciento de las reparaciones y el 11 por ciento de la facturación».
los que más visitan el taller En realidad, afirman desde Solera, la matrícula más rentable para el taller es la L, pues representando el 13 por ciento del parque nacional estos vehículos «son capaces de concentrar 3 de cada 10 reparaciones y un 27 por ciento de la facturación». A esto contribuye que estos vehículos, con entre tres y cinco años de antigüedad, pasan los mantenimientos anuales correctivos y preventivos, su primera ITV y habitualmente cuentan con una póliza a todo riesgo lo que favorece las visitas al mecánico.
También hay que destacar, apunta el estudio, los vehículos con la letra M, la última en llegar al parque en espera de que en breve lo haga la N, puesto que siendo menos del 7 por ciento de los coches en circulación, llegan a representar en torno al 15-16 por ciento de la facturación y de las reparaciones.
Solera, referente mundial de software, datos y servicios integrados en la gestión del ciclo de vida del vehículo y de las flotas, recuerda que España tiene 28 millones de vehículos, «de los que un 15 por ciento es parque vivo o muerto, es decir, anualmente muere el 3 por ciento del parque y, en cambio, se vende el equivalente al 12 por ciento de los coches en circulación, ya sea nuevo o usado, siendo este último el que tiene una mayor proporción de ventas, prácticamente duplicando al VN».