"Me encantaría poder participar en unos Juegos Olímpicos"

Sergio Jiménez
-

Sara Jiménez Sánchez-Morate es una joven abulense y una de las grandes promesas del kárate patrio. Campeona nacional de Goshin, está centrada en el próximo Campeonato de España

"Me encantaría poder participar en unos Juegos Olímpicos" - Foto: Isabel García

Sara Jiménez Sánchez-Morate (Ávila, 2008) es una joven abulense que cursa primero de Bachillerato en el colegio Milagrosa-Las Nieves. Aunque no quiera admitirlo en público, es una buena estudiante, pero quizás considera que no está sacando las mejores notas en estos primeros meses del curso. Prefiere las ciencias a las sociales, por eso obtiene buenas calificaciones en anatomía, física y química y  espera mejorar en biología. Es probable, aunque todavía es algo pronto para saberlo, que su futuro pueda estar encaminado hacia la rama científica. «Me gustaría dedicarme a la psicología», afirma tímidamente. Una opción laboral que vislumbra en el horizonte, siempre que no acabe viviendo del deporte. Porque, para quien no lo sepa, Sara es una de las grandes promesas del kárate, no solo abulense, sino de nuestro país.

Forma parte del club de kárate del Gimnasio Shotokan Tora, donde comenzó de la mano de su hermano Álvaro (actual estudiante universitario en Salamanca, donde sigue practicándolo). «Empecé a practicar kárate porque mi hermano también lo hacía, aunque es cierto que no me interesaba mucho. Yo quería ir con mi hermano y, como él hacía kárate, pues yo también me apunté», explica. Con esta motivación empezó con cuatro años con esta disciplina, con quien sigue siendo su entrenador en la actualidad, Rubén Martín, y, desde entonces, no ha parado. El kárate centra la gran mayoría de su tiempo. Entrena entre dos y tres horas diarias de lunes a sábado, a lo que hay que sumar las competiciones,en las que participa con bastante frecuencia durante los fines de semana (unas 18 en este 2024, más los entrenamientos en el CAR de Valladolid). Por tanto, Sara tiene que hacer encaje de bolillos para compaginar sus estudios con el deporte. «Habitualmente estudio en mis horas libres e intento dejar los deberes hechos en los descansos entre clase y clase. Y, si tengo exámenes, me levanto antes y aprovecho para repasar», afirma. Por suerte, su gran rendimiento deportivo le ha permitido ganarse el reconocimiento como deportista de alto nivel, condición por la que le han convalidado la asignatura de Educación Física y, por tanto, está exenta de cursarla. Así gana un par de horas semanales para avanzar en otras materias. A pesar de todo, de vez en cuando, Sara saca tiempo para quedar con sus amigas de kárate (que tienen una vida parecida a la de nuestra protagonista) y con las del instituto y desconectar. «Tenemos poco tiempo, pero cuando podemos quedar, lo hacemos», comenta.

Sara desveló que, al principio, no le interesaba demasiado el kárate. Sin embargo, hubo algo que la enganchó y que la cautivó de este deporte: las competiciones. Unos torneos que, para los poco duchos en esta disciplina, se dividen en dos apartados: kata y kumite. «El kumite es como si fuera un combate real. Estás en movimiento y el objetivo es marcar al oponente, pero debes quedarte a cierta distancia. No se puede tocar en la cara, pero sí en el cuerpo, aunque sin pasarse de fuerza porque si no es amonestación. Y las katas son las técnicas de defensa y ataque. Es como una pelea imaginaria muy técnica», aclara la joven karateca. Además, este arte marcial se practica con una indumentaria especial: el traje que visten sus deportistas se llama karategi y los hay distintos, según sea para kata o para kumite: «El de kata es más duro y elegante, mientras que el del kumite es más blando y ligero para que nos podamos mover bien».

Gracias al kárate, Sara ha podido viajar por muchas ciudades y enclaves de España desde los siete años para participar en las competiciones. Desde el norte (Cantabria, Pontevedra) hacia el sur (Málaga, Murcia), pasando por el centro peninsular (Madrid, Guadalajara), ha recorrido junto a su familia y sus compañeras de equipo gran parte de la geografía nacional. Lugares que han conocido debido a la participación en múltiples torneos, entre los que se encuentran los más importantes para su currículum deportivo: las Ligas Nacionales y el Campeonato de España. De hecho, en un par de semanas (entre el viernes 29 de noviembre y el domingo 1 de diciembre) se celebra el Campeonato de España cadete, junior y sub-21 en Córdoba, que ya tiene en mente. «En los huecos que me dan entre competición y competición tengo que seguir rodándome para asimilar los nuevos katas y los nuevos movimientos. Y claro, los torneos más asequibles son los del norte», argumenta. Otro de los campeonatos a los que  Sara suele concurrir todos los años es la Copa de España de Estilos, que esta edición se celebró a finales de mayo en Alovera (Guadalajara).

Una ajetreada trayectoria deportiva que, sin embargo, le está reportando grandes éxitos y vivencias. Porque en el próximo Campeonato de España participará representando a la Federación de Castilla y León de Kárate, con quien está realizando entrenamientos preparatorios para la importante cita entre Valladolid (este fin de semana) y Palencia (el pasado fin de semana y el previo al Campeonato). Además, también ha ido convocada en cuatro ocasiones para entrenar con la Real Federación Española de Kárate, la primera en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid. «Estaba súpernerviosa, porque lo primero que nos dijeron fue que se trataba de una preselección para el Mundial. Y, por eso, por la mañana, aunque estábamos haciendo katas que es lo que nos gusta, estábamos todos muy nerviosos. Pero por la tarde ya estábamos más relajados y lo disfrutamos más», recuerda. A esa primera toma de contacto que se produjo el 4 de enero, hace casi un año, se unieron otras tres posteriores aprovechando las fechas de la Liga Nacional. Un reconocimiento a su carrera que ojalá se extienda en el tiempo.

Y luego están las medallas. Porque Sara es la vigente campeona de España de Goshin (otra modalidad de kárate), un sistema de arte marcial de autodefensa personal, donde se emplean palos y cuchillos, de origen japonés. Un éxito, del que poco se habla, que logró en el campeonato celebrado en la localidad cántabra de Soto de la Marina el pasado 1 de junio. Sin embargo, el metal del que se siente más orgullosa es el oro que obtuvo en la Copa de España de Estilos celebrada el año pasado en La Manga del Mar Menor (Murcia). «Me puse muy contenta porque me había esforzado mucho para esa competición y, cuando lo conseguí, sentí que había logrado otro objetivo», declara.

Sara, al igual que el resto de karatecas de su edad, tiene mucho mérito, por todas las horas de esfuerzo y dedicación que invierte en su pasión y por los éxitos que logra a pesar de la falta de patrocinadores y apoyo económico. «Uno de los problemas del kárate es el tema económico, porque no tenemos ayudas de ningún tipo. Y los viajes, el precio de los karategis, el material de competición o los entrenadores personales se llevan mucho dinero», expone. Por tanto, reclama más ayudas económicas, además de las procedentes de Ávila Auténtica, su principal y único patrocinador, para poder costearse todos los gastos que arrastra el kárate. Y, como complemento, ser más competitiva de lo que ya es.

Porque una de las ilusiones de Sara es poder competir en unos Juegos Olímpicos. Para los próximos de Los Ángeles 2028 es imposible, ya que el kárate no participará como disciplina olímpica. Pero para los siguientes (Brisbane 2032) espera que regrese y pueda estar compitiendo por España. «Sí me veo en unos Juegos Olímpicos. Me encantaría poder participar en ellos», se ilusiona Sara. Con su proyección y su juventud seguro que acaba cumpliendo ese objetivo y muchos más.

(Pueden leer la entrevista completa en la versión en papel de hoy de Diario de Ávila)